El trastorno por consumo de alcohol es un patrón de consumo de esta sustancia que involucra problemas para controlar la bebida, sentir obsesión por el alcohol o continuar consumiéndolo incluso cuando ocasiona problemas. Esto incluye un nivel de consumo de alcohol que a veces se denomina alcoholismo.
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El trastorno por consumo de alcohol puede incluir períodos de embriaguez (intoxicación alcohólica) y síntomas de abstinencia, que describiremos a continuación:
- Intoxicación alcohólica. Se produce cuando aumenta la cantidad de alcohol en el torrente sanguíneo. Cuanto mayor sea la concentración de alcohol en sangre, más probabilidades hay de sufrir efectos nocivos. La intoxicación alcohólica causa problemas de conducta y cambios mentales. Estos pueden incluir comportamiento inapropiado, estados de ánimo inestables, falta de juicio, dificultad para hablar, problemas de atención o memoria y mala coordinación. También puedes experimentar períodos llamados «apagones», en los que no recuerdas los acontecimientos. Los niveles elevados de alcohol en sangre pueden provocar coma, daño cerebral permanente o incluso la muerte.
- Abstinencia de alcohol. Puede presentarse cuando el consumo de alcohol ha sido intenso y prolongado y después se interrumpe o reduce considerablemente. Puede ocurrir luego de varias horas o entre 4 y 5 días después. Los signos y síntomas incluyen sudoración, ritmo cardíaco acelerado, temblores en las manos, problemas para dormir, náuseas y vómitos, alucinaciones, inquietud y agitación, ansiedad y, ocasionalmente, convulsiones. Los síntomas pueden ser lo suficientemente graves como para afectar tu capacidad para funcionar en el trabajo o en situaciones sociales.
RECUERDA: Si sientes que a veces bebes demasiado alcohol, que tu consumo te está causando problemas o que tu familia está preocupada por tu consumo, habla con tu médico. Otras formas de recibir ayuda incluyen hablar con un profesional de la salud mental o buscar un grupo de apoyo como Alcohólicos Anónimos, o un tipo similar de grupo de autoayuda.
Fuente: Mayo Clinic
