Quiero compartirles un poco de mi historia, cuando el alcohol y la droga fueron los ejes de mi vida, consecuencia del gran vacío que existía en mí. Desde luego yo desconocía esa soledad, desvalorización, vacío, y frustración que había dentro de mi, yo sentía que todo debía girar en torno a mi, que merecía todo cuanto otros tenían o que todos eran inferiores, me sentía muy superior a los demás, nada generaba un sentimiento de satisfacción, no valoraba nada, mi necesidad primordial era sentirme bien y eso lo generaba el alcohol, la droga, mi soberbia y sobre todo el sentimiento de omnipotencia que se fue gestando en mi desde muy joven.
Inicié tomando a los 19 años, duré 25 años conviviendo con esta sustancia que me sirvió para ocultar mi inseguridad, el deseo de ser aceptado y de pertenecer, me motivaba a beber cada vez más, tuve 6 accidentes automovilísticos los cuales no me hicieron reaccionar. Hace 3 años conocí la cocaína fumada, duré dos años en actividad y esta provocó actos inimaginables como mentir, robar, abandonar mis sueños y a mi familia, estuve a punto de perder mi trabajo y yo siempre pensaba que la droga no me hacía nada pero afectó severamente a mi familia, mis hijos y mi ambiente laboral, aunado al deterioro físico que me fui generando a un extremo que prefería drogarme que comer. Vendí, empeñe cosas por tener acceso a ella, manipulé y violé los derechos de mis hijos, maté muchos de sus sueños porque yo nunca podía estar al 100% con ellos, siempre pensaba en la droga y haciendo todo lo necesario por conseguirla.
Llegue a rehabilitación el 02 de agosto del 2015 con nula esperanza de que podía iniciar un nuevo cambio y modelo de vida, hoy puedo afirmar que lo que yo encontré fue un despertar espiritual, todo lo que yo afirmaba como actos de buena intención eran todo lo contrario, trabajé mis resentimientos, mi pasado, mis emociones y aún cuando mis defectos de carácter se sigan manifestando hoy tengo una esperanza de vida. El sentimiento de la gratitud se ha aparecido en mi vida, la fe y espiritualidad se ha ido desarrollando poco a poco, hoy mi vida tiene sentido, hoy sé que mi voluntad y la vida misma son de Dios, que mis sentimientos y emociones las puedo vivir sin nada que las vulnere, que no es necesario crearse máscaras para caminar por la vida con libertad y seguridad. Hoy valoro a mi familia, mi trabajo, a mi grupo de AA, a mis nuevos compañeros y amigos, hoy no me siento solo y sé que alguien me ama por sobre todas las cosas… Dios.
Vic, Alcohólico y Adicto