dueloEl  proceso psicológico se denomina duelo y se refiere al dolor emocional que se experimenta tras haber perdido algo o a alguien (pérdida en lo real).

Cualquier pérdida es capaz de provocar un proceso intrapsíquico, el que, si es normal, tiene una finalidad adaptativa y recibe el nombre de duelo. El duelo patológico, o melancolía, entorpece la aceptación de la pérdida sufrida; si es prolongado guarda semejanzas con un estado depresivo e impide la confrontación adecuada de los diversos sucesos de la vida.

La capacidad para elaborar cualquier pérdida implica la advertencia consciente de una pérdida, sucedida o anticipada, y la descarga simultánea de un afecto doloroso en el que se combinan la tristeza y la ira. Si la descarga no se deposita en otro objeto, la energía regresa al yo y gracias al narcisismo se hace un círculo de autolamento en el que existe un empobrecimiento del Yo.

El Yo se daña por el causas externas. La falta externa a la persona es tomada de cerca y se traduce como una falta interior.

En el duelo normal, después de la descarga de tristeza e ira, se depositan fuera del Yo, se produce una sensación de alivio, y finalmente el sujeto desvía su atención hacia otros asuntos. Estos fenómenos son comunes a las personas que están en proceso de morir, las que han sufrido una pérdida y las que anticipan la pérdida de un ser querido.

Teoría psicodinámica.

El duelo se entiende como la retirada de la libido invertida en el objeto perdido para su posterior reinversión en otro objeto en una forma saludable. Se considera un proceso normal y predecible que tiende a evolucionar favorablemente en circunstancias normales. Cuando este proceso no ocurre, los sentimientos negativos respecto al fallecido o la pérdida se manifiestan en forma de autoreproches o culpabilidad.

La teoría de apego de Bowlby considera el desarrollo de vínculos como instintivo y característico en muchas especies. Éstos se producen por la necesidad que tenemos de protección y seguridad , tienen como objetivo la supervivencia, ya que mantienen el contacto con los cuidadores y reducen el riesgo de sufrir algún daño. La meta es mantener el vínculo afectivo y cuando éste se ve amenazado o fracturado, se suscitan reacciones emocionales intensas. El duelo se produce por ruptura del vínculo.

En el trabajo del duelo han sido descritas tres etapas sucesivas:

  1. Después de la separación, el individuo entra en un estado de desequilibrio y se siente perplejo e incrédulo. Todos sus impulsos están dirigidos hacia el objeto perdido pero se ven frustrados por la ausencia del mismo. El individuo hace esfuerzos intensos por recuperar al objeto. Recurre a los mecanismos de defensa, entre los cuales prevalece la negación, la proyección, con la búsqueda consecutiva de un depositario externo para la culpa.
  2. Se va atenuando la conducta derivada de la creencia de que el objeto perdido sigue presente y de la falsa esperanza de reunirse con él. El Yo incrementa entonces la relación con los objetos internos que hayan tenido relación con el objeto perdido; y se acompaña de una ruptura y desinterés por los objetos externos. Aquí la desesperanza persiste y la conducta se desorganiza.

En esta fase se acepta la pérdida y la tristeza aparece en toda su magnitud. El individuo está sumido en interminables recuerdos y su conversación gira en torno de ello; siente que el mundo no tiene sentido sin el objeto amado.

  1. Se completa el trabajo de duelo, lográndose un nuevo estado en el que se lleva a cabo una reorganización, en parte en función del objeto perdido y en parte en relación con nuevos objetos externos. Para ellos, el vínculo con los objetos internos se va debilitando y el sujeto es capaz de establecer vínculos con objetos del mundo exterior que había abandonado y puede conectarse con otros nuevos. Con el tiempo el individuo siente que los recuerdos se van alejando y se espacian. Permanece relacionado con el objeto perdido pero sin contradecir la realidad, y reconstruye con él una nueva relación afectuosa.  El duelo ha terminado ya que el individuo logra “matar al muerto”. (Bowlby, 1961, Salvarezza, 1988)

La melancolía, desde esta perspectiva, sería la incapacidad para aceptar una pérdida y por una reacción desmedida ante esta posibilidad. Cualquier pérdida a las que estamos expuestos, puede provocarla.

Veamos como se desarrollan durante el duelo patológico las tres fases descritas en el proceso del duelo:

El duelo desde la melancolía (duelo patológico) se vive en tres etapas:

  1. La primera fase no presenta diferencias con respecto a la ya descrita anteriormente.
  2. Persiste la conducta derivada de la creencia de que el objeto sigue presente y de la expectativa de reunirse con el. Los reproches al objeto se intensifican al mismo tiempo que se instala la sensación de que el mundo está vacío. Hay trastornos de sueño y no es raro el abuso de sustancias (alcohol, medicamentos, drogas, comida, etc.) como un intento para reparar al Yo empobrecido, que parece que nunca va a volver a ser igual. Las descargas ya no son externalizadas y es aquí cuando la energía no sale de uno mismo, solo se deposita en el mismo Yo.
  3. El individuo continúa viviendo en el pasado, sin poder adaptarse a la situación presente o sin encontrar satisfacciones en ella. La imagen del objeto se vuelve distorsionada y fantasiosa. Cuando este fenómeno se acompaña del impulso de reunirse con el objeto y de reproches por su deserción, es probable que se desencadene un cuadro depresivo. El proceso de la melancolía suele estar acompañado de síntomas somáticos, gastrointestinales, cardiovasculares o sexuales; o puede constituirse en un verdadero síndrome depresivo.

Factores personales.

Se refieren fundamentalmente a las variables individuales del superviviente que influyen en el proceso de recuperación de una pérdida. Se van a considerar las más apoyadas por los investigadores, es decir, la edad y el género del doliente, la personalidad, la salud previa, la religiosidad, escasez de aficiones e intereses, la pérdida temprana de los padres, los duelos anteriores no resueltos y las reacciones emocionales de rabia, amargura y culpabilidad muy intensas.

Factores interpersonales.

Hacen referencia a los aspectos relevantes de la relación con el fallecido y con la red social. Dentro de esta categoría destacan el parentesco, la relación ambivalente o dependiente, la ausencia de apoyo social y el recuerdo doloroso.

Con este ensayo se explicó detalladamente, al igual que de una manera muy sencilla, el proceso de duelo.

Es algo fundamental tomar en cuenta ya que todos los seres humanos pasamos por ello y creo que debemos de tomar en cuenta la importancia del mismo.

Por otro lado, es importante darnos cuenta que existen diferentes perspectivas del duelo ya que hay distintas formas de interpretar las conductas de los individuos  que han pasado por algún duelo.

CAROLINA MARTÍNEZ.
MARIANA GUTIÉRREZ S.
XIMENA PASTRANA R.

BIBLIOGRAFÍA.

–       Krassorevitch, Miguel (1993) “Psicoterapia Geriátrica” Fondo de Cultura Económica, 1998, México.
–       Martín Barreto Pilar y Soler Ma. Carmen  “ Muerte y Duelo” Ed. Síntesis 2007