¿Alguna vez has pensado en cómo es que el ser humano puede caminar, pensar, escribir, o bien, cómo es que tú puedes en este momento leer estas líneas?

La respuesta es gracias a un órgano de aproximadamente 1.5 kg de peso, de forma rugosa en su superficie como una nuez de Castilla, pero del tamaño de una gran toronja: el cerebro.
Nuestro cerebro se encarga de procesar la información del medio ambiente, como las formas, los olores, los colores, los sonidos, etc.

Controla y coordina nuestros movimientos y nuestros comportamientos, se encarga de controlar funciones corporales como la respiración, la temperatura corporal y los latidos del corazón, entre otras. Es responsable también de lo que pensamos, sentimos, aprendemos y recordamos.

Todo lo anterior, los pensamientos, los sentimientos y las acciones de los seres humanos tienen su origen en los impulsos eléctricos que recorren las redes de neuronas en el cerebro. Así que son estas redes las responsables de que puedas reír, pensar, caminar, sentir, hablar, recordar, etc.

Sin embargo, aunque para llevar a cabo estas acciones se requiere de todas y cada una de las neuronas que componen el cerebro, por sí sola una neurona no puede hacer mucho. Por ejemplo, al estudiar para un examen estás empleando miles de neuronas que tienen que interactuar entre sí.