Mantener una buena salud bucal se vuelve más difícil a medida que las personas envejecen. Y esto a veces sucede porque se sufre una disminución de otras habilidades durante la tercera edad.

«Es posible que tengas artritis y una disminución de la destreza manual. Esto puede dificultar el cepillado o el uso correcto de hilo dental, o el cuidado correcto de las dentaduras postizas si las tienes», señala la doctora Lisa Thompson, especialista en odontología geriátrica en la Facultad de Medicina Dental de la Universidad de Harvard (Estados Unidos).

Otro desafío implica cambios físicos en la boca relacionados con la edad. Las encías comienzan a deteriorarse, exponiendo más de los dientes y creando nuevos espacios que el hilo dental no siempre alcanza. Los dientes se vuelven menos sensibles a medida que los nervios dentro de ellos se contraen y se desarrolla una capa secundaria de dentina (material poroso debajo del esmalte).

«Es posible que no sientas la misma cantidad de dolor en el diente si existe un problema, y ​​puede progresar antes de que te des cuenta», advirtió Thompson. Asimismo, los años de desgaste pueden dejar los dientes debilitados o agrietados y vulnerables a problemas dentales.

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Las condiciones crónicas también juegan un papel en la salud bucal. La diabetes no controlada puede empeorar la enfermedad de las encías. Y muchos medicamentos causan sequedad en la boca. «Se necesita saliva, que contiene fluoruro y electrolitos [como sodio y calcio] y humedece la boca, para ayudar a limpiar y proteger los dientes», subrayó Thompson. La falta de saliva puede provocar caries en tan solo tres meses después de que comience la boca seca.

¿Qué pueden hacer los adultos mayores?

Al procurar llevar una buena higiene oral, los adultos mayores pueden evitar las caries e incluso revertir la gingivitis. Pero por las cuestiones antes citadas, requerirá de un esfuerzo extra.

Es recomendable que acudan con su dentista para que los guíe adecuadamente según su situación de salud particular. Por ello, las personas mayores siempre deben asistir a sus chequeos y limpiezas en el consultorio dental (al menos dos o cuatro veces al año, dependiendo de la salud de sus encías).

 

Vía: Harvard Medical School