La dieta paleo está diseñada para que se parezca a lo que comían los antepasados humanos, que eran cazadores-recolectores, hace miles de años.
Aunque es imposible saber exactamente qué comían nuestros antepasados en diferentes partes del mundo, los científicos creen que sus dietas consistían de alimentos enteros (que se encuentran en su estado natural y no han sido alterados).
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Por ello y si vas a probar esta dieta, procura evitar los siguientes alimentos e ingredientes:
- Azúcar y jarabe de maíz alto en fructosa: Refrescos, jugos de frutas, azúcar de mesa, dulces, pasteles, helados y muchos otros.
- Granos: Incluye panes y pastas, trigo, espelta, centeno, cebada, etc.
- Legumbres: Frijoles, lentejas y muchas más.
- Lácteos: Evita la mayoría de los lácteos, especialmente los bajos en grasa (algunas versiones de esta dieta incluyen productos lácteos enteros como mantequilla y queso).
- Algunos aceites vegetales, como aceite de soya, aceite de girasol, aceite de semilla de algodón, aceite de maíz, aceite de semilla de uva y aceite de cártamo, entre otros.
- Grasas trans: Se encuentran en la margarina y en diversos alimentos procesados. Por lo general, se denomina «hidrogenado» o aceites “parcialmente hidrogenados”.
- Edulcorantes artificiales: Como aspartamo, sucralosa, ciclamatos, sacarina y acesulfamo de potasio. Utiliza edulcorantes naturales en su lugar.
- Alimentos altamente procesados: Todo lo que esté etiquetado como «dietético» o «bajo en grasas» o que tenga muchos aditivos. Incluye reemplazos artificiales de comidas.
Un consejo simple: si parece que fue hecho en una fábrica, no lo comas.
Si deseas evitar estos ingredientes, debes leer la etiqueta, incluso la de los alimentos etiquetados como «alimentos saludables».
Fuente: Healthline