La leche ha sido tradicionalmente reconocida como una fuente rica en calcio, un mineral esencial para la salud ósea, la función muscular y nerviosa. Sin embargo, no es la única fuente ni siempre la mejor opción para todas las personas. A continuación, exploramos si realmente es suficiente y qué otras alternativas existen.

¿Cuánto calcio necesitamos?

Las necesidades de calcio varían según la edad y el sexo, pero en general:

  • Adultos de 19 a 50 años: 1000 mg al día.
  • Mujeres mayores de 50 y hombres mayores de 70: 1200 mg al día.

Una taza de leche aporta alrededor de 300 mg de este mineral, por lo que se requerirían al menos tres porciones diarias para alcanzar el requerimiento mínimo.

¿Es suficiente la leche para cubrir el calcio?

Aunque la leche aporta una buena cantidad, no siempre es suficiente ni accesible para todos. Algunas personas presentan intolerancia a la lactosa, alergias a la proteína de la leche o eligen evitarla por razones éticas o dietéticas. En estos casos, es importante buscar otras fuentes de calcio para prevenir deficiencias.

Alternativas saludables

  • Vegetales de hoja verde: como kale, espinaca cocida, acelga y brócoli.
  • Tofu y tempeh: especialmente los elaborados con sales de calcio.
  • Almendras y semillas de sésamo (ajonjolí).
  • Bebidas vegetales fortificadas: como las de soya, almendra o avena.
  • Pescados con espinas comestibles: como las sardinas y el salmón enlatado.
  • Legumbres: frijoles blancos y garbanzos.
  • Frutas secas: higos secos y albaricoques.

La importancia de la vitamina D

El cuerpo necesita vitamina D para absorber el calcio de manera eficiente. Por eso, una dieta rica en este mineral debe ir acompañada de una adecuada exposición solar o alimentos ricos en vitamina D (como el pescado azul o alimentos fortificados).

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La leche puede contribuir significativamente a cubrir las necesidades de calcio, pero no es indispensable. Existen muchas otras fuentes saludables, especialmente útiles para quienes no consumen lácteos. Lo importante es mantener una dieta variada y equilibrada que incluya alimentos ricos en calcio y vitamina D para asegurar una buena salud ósea.

 

Fuente: Harvard T.H. Chan School of Public Health