Las pasas, los dátiles, los higos y otras frutas deshidratadas pueden no ser tan atractivas como las frescas. Pero estos pequeños y dulces bocaditos pueden ser una forma fácil de alcanzar tu objetivo de comer al menos dos porciones de fruta al día.
Para empezar, se mantienen frescas durante mucho tiempo, así que no tienes que preocuparte por que se echen a perder. Son ligeras, lo que las hace fáciles de llevar como refrigerio, y son especialmente sabrosas cuando se combinan con frutos secos. Una combinación clásica son las pasas y los cacahuates. Los duraznos deshidratados y las almendras son otra buena combinación.
Conoce más: Comer fruta deshidratada, ¿es recomendable durante el embarazo?
Debido a su alto contenido energético, las frutas deshidratadas son bastante altas en calorías, así que ten cuidado de no excederte: una porción equivale a solo un cuarto de taza. Sin embargo, todos los nutrientes están concentrados junto con las calorías. La mayoría de las frutas deshidratadas son buenas fuentes de potasio y fibra. También son ricas en antioxidantes y varias vitaminas y minerales. Toma en cuenta que algunas frutas deshidratadas contienen azúcar añadido, así que revisa la etiqueta para asegurarte de que no estás consumiendo calorías vacías adicionales con la fruta.
Fuente: Harvard Medical School