Todas las vitaminas son necesarias para crecer y desarrollarse en forma normal. Sin embargo, la vitamina E es un antioxidante muy especial, debido a que juega un papel fundamental en los procesos del sistema inmunitario y metabólico.
Entre sus principales funciones destacan las siguientes:
- Protege al tejido corporal del daño causado por sustancias llamadas radicales libres. Los radicales libres pueden dañar células, tejidos y órganos.
- Ayuda a mantener el sistema inmunitario fuerte frente a virus y bacterias.
- Forma glóbulos rojos y ensancha los vasos sanguíneos para evitar que la sangre se coagule.
- Ayuda al cuerpo a utilizar la vitamina K.
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Fuentes de vitamina E
- Aceites vegetales
- Margarina
- Nueces y semillas
- Verduras de hojas
- Cereales.
La mayoría de la gente consume suficiente vitamina E a través de la dieta. Pese a ello, las personas que padecen ciertas enfermedades —como trastornos hepáticos, fibrosis quística y enfermedad de Crohn— pueden necesitar más vitamina E.
Si tienes dudas sobre esta vitamina, acércate a un especialista. Considera que los suplementos de vitamina E pueden ser dañinos para las personas que toman anticoagulantes u otros medicamentos.
Fuente: Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos