La fibra es un componente esencial para el buen funcionamiento del sistema digestivo y desempeña un papel clave en la prevención de diversas enfermedades digestivas. Este nutriente, presente en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres y frutos secos, no se digiere ni se absorbe por el cuerpo, pero su impacto en la salud es significativo.
¿Cómo ayuda la fibra al tránsito intestinal?
Uno de los principales beneficios de la fibra es su capacidad para regular el tránsito intestinal. La fibra insoluble, presente en alimentos como el salvado de trigo y las verduras, aporta volumen a las heces y facilita su paso a través del intestino, lo que ayuda a prevenir el estreñimiento y sus complicaciones, como las hemorroides y el desarrollo de divertículos.
Por otro lado, la fibra soluble, que se encuentra en avena, manzanas, zanahorias y legumbres, forma un gel en el intestino al absorber agua. Este tipo de fibra ralentiza la digestión, contribuyendo a la absorción gradual de nutrientes y al control de los niveles de glucosa en sangre.
Además, alimenta a las bacterias beneficiosas del microbioma intestinal, favoreciendo un equilibrio saludable que puede prevenir infecciones, inflamaciones y enfermedades como el síndrome del intestino irritable.
Prevención del cáncer colorrectal
La fibra también desempeña un papel crucial en la prevención del cáncer colorrectal. Al acelerar el tránsito intestinal, reduce el tiempo de contacto entre las sustancias potencialmente cancerígenas presentes en los alimentos y las paredes del colon.
Asimismo, los productos de la fermentación de la fibra, como los ácidos grasos de cadena corta, tienen propiedades antiinflamatorias y promueven la salud del tejido intestinal.
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Recomendaciones
Para obtener estos beneficios, los expertos recomiendan consumir entre 25 y 38 gramos de fibra al día, dependiendo de la edad y el sexo. Es importante aumentar su ingesta de forma gradual y beber suficiente agua para evitar molestias digestivas.
Adoptar una dieta rica en fibra no sólo mejora la salud digestiva, también contribuye a prevenir enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares.
La incorporación de alimentos integrales y frescos es una estrategia sencilla y eficaz para cuidar el sistema digestivo y promover una vida más saludable.
Fuente: Mayo Clinic