¿Dolor después de entrenar? No es necesario que busques medicamentos para aliviar el dolor cuando el hielo o el calor te pueden ayudar. Pero, ¿cuándo deberías enfriarte y cuándo calentarte?
Aplicar hielo es la terapia ideal cuando ocurre una lesión por primera vez. Por ejemplo, puede detener la hinchazón de un esguince de tobillo, y adormecer la zona donde se siente dolor. El enfoque tradicional de inicio es aplicar frío 20 minutos, y dejar de hacerlo por otros 20. Puedes reducir la aplicación a 20 minutos cada dos o tres horas durante el segundo y tercer día. Si tienes una lesión a largo plazo, enfriar el área durante 10 a 20 minutos después de un entrenamiento puede aliviar el dolor.
Las opciones para aplicar frío incluyen una bolsa de plástico con hielo picado, una bolsa de hielo reutilizable o incluso una bolsa de verduras congeladas, pues esta última puede ponerse de nuevo en el congelador para después volver a utilizarla (etiquétala para que nadie se la coma). Independientemente de lo que uses, coloca siempre una toalla delgada entre el hielo y la piel para evitar daños.
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Una vez que desaparezca la inflamación de la lesión, puedes pasar al calor. El calor alivia las molestias y promueve la curación. Con una afección crónica como la artritis, puede aliviar las articulaciones inflamadas y disminuir el dolor. Puedes seguir el mismo tipo de horario que utilizaste para aplicar hielo.
Así como no deseas congelar tu piel aplicando frío, tampoco quieres quemarla con la aplicación de calor. Por ello, si quieres calor pero sin que se sienta caliente, te recomendamos que uses una almohadilla térmica. Otra opción es un paquete de calor reutilizable que se calienta en el microondas. Puedes encontrar versiones que vienen hechas para la parte del cuerpo que requiere tratamiento. Incluso una ducha o baño tibio pueden ayudar. El agua debe estar a una temperatura entre 30 y 37 grados Celsius.
Aunque estos se consideran remedios seguros en el hogar, habla primero con tu médico si crees que tu lesión puede ser grave; por ejemplo, si notas mucha hinchazón y dolor, o si tienes alguna enfermedad crónica, incluida alguna que te impida sentir calor y frío, como la neuropatía (a menudo causada por diabetes).
Vía: Health Day News