La fobia social (FS) o “trastorno de ansiedad social” se define como un miedo persistente a una o más situaciones sociales o actuaciones en público, en las que la persona se ve expuesta a un grupo de gente que no pertenece al ámbito familiar, o al posible cuestionamiento por parte de los demás. Algunos investigadores la definen como una experiencia de estrés, incomodidad y evitación deliberada de situaciones sociales, que implica un miedo a ser evaluado negativamente por otras personas.
En los adolescentes con FS, las experiencias más temidas son justo en las que son evaluados, ya sea formal o informalmente, particularmente por personas que poseen estatus de autoridad, o que mantienen una relación jerárquica o de poder frente a ellos.
Por más de una década, la FS no ha recibido la atención requerida por parte de la comunidad médico-científica, pues se le han atribuido características banales y ha sido confundida con rasgos del temperamento (como la timidez), cuando en realidad y de acuerdo con diversos estudios, desencadena discapacidades importantes en funcionamiento psicosocial de los adolescentes, entre las que destacan: depresión mayor, bajo rendimiento y deserción escolar, desarrollo de otros trastornos de ansiedad, inicio en el consumo de alcohol u otras sustancias tóxicas, abuso y dependencia de alcohol, relaciones de pareja disfuncionales y trastornos de la conducta alimentaria.
Se ha considerado a la FS como uno de los trastornos internalizados más frecuentes de la adolescencia, con una edad de inicio entre los 12 y 17 años. En México, se estima que la FS ocupa el segundo lugar entre los trastornos mentales más frecuentes de dicho sector poblacional, con una prevalencia de 10% en los varones y 12.4% en las mujeres.
Ante ello, y con el fin de implementar instrumentos confiables y acciones preventivas que permitan la detección temprana, reduzcan los costos de la alta especialización para el tratamiento del trastorno y concienticen a la población en general, la Universidad Iberoamericana Campus D.F., llevó a cabo un estudio que tuvo como fin estimar las propiedades psicométricas de la Escala de Ansiedad Social para Adolescentes (SAS-A). Para realizarlo, los autores adaptaron los reactivos (estímulos específicos a los que reacciona abiertamente una persona y que son calificados o evaluados mediante una puntuación) de la Escala de Ansiedad Social revisada para niños (SAS-C-R), a fin de aplicarla en la población adolescente en una muestra mexicana; esto para diferenciar entre los adolescentes con un nivel de ansiedad social clínicamente significativo y los que únicamente presentan características emocionales y cognitivas propias de esta etapa del desarrollo.
Los resultados mostraron que esta nueva escala adaptada es totalmente funcional, por lo que puede ser útil para la investigación y en contextos clínicos, educativos o comunitarios.
Dicha escala ya ha sido validada, y contiene los mismos tres factores de análisis (miedo a la evaluación negativa, ansiedad y evitación social en situaciones nuevas, y ansiedad y evitación social en general), y 14 reactivos que se incluyen en la puntuación más cuatro neutros, dando un total de 18 reactivos, en lugar de los 22 que posee la escala original, diseñada y validada inicialmente en España.
Trabajos como el anterior denotan la importancia de profundizar más en el tema de los adolescentes mexicanos con ansiedad social. Los hallazgos del estudio demuestran que la SAS-A es una medida confiable y válida, para evaluar correcta y tempranamente a la población adolescente de la Ciudad de México que padece FS, problemática que requiere de atención oportuna en el país.
Vía: Académica