Maresa Segura, psicoterapeuta practicante en Londres, Reino Unido, señala que muchos de sus pacientes utilizan aplicaciones de salud mental para recuperarse de trastornos alimentarios, para dormir y para meditar en momentos de estrés como los que actualmente vivimos por la pandemia de COVID-19.
«Donde hay ansiedad y depresión ‘situacional’ relativamente leves, las aplicaciones de salud mental son muy importantes y brindan un servicio en tiempos de crisis para cerrar la brecha y dar consejos prácticos que están dentro de la capacidad de acción del individuo», dijo la experta.
Asimismo, en circunstancias en las que la terapia no está disponible (por ejemplo, donde los servicios de las instituciones de salud gubernamentales son limitados y las opciones privadas son muy caras o se encuentran fuera del presupuesto), Maresa señala que las personas deben comunicarse con su médico de cabecera y utilizar servicios gratuitos de atención humana vía telefónica.
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«Este es un momento de gran inquietud y ansiedad financiera, y algunas personas podrían no sentirse seguras o incapaces de comprometerse con modos de terapia más tradicionales cuando sus vidas se sienten tan en el aire. El costo y el mantenimiento de una relación terapéutica en equilibrio solo puede aumentar las ansiedades en lugar de resolverlas, por lo que una aplicación puede ser una intervención útil a corto plazo hasta que puedan acceder a la vía correcta de apoyo», explicó Segura.
Pero la especialista enfatizó que las aplicaciones no deben utilizarse como un sustituto de una conversación.
«Las personas pueden verse tentadas a recurrir a las aplicaciones en un intento por la autosuficiencia, lo que puede deberse a las preocupaciones de sobrecargar con preocupaciones a sus amigos y familiares en estos tiempos difíciles. Pero de hecho se beneficiarían más de algo que la aplicación no puede reemplazar: la interacción y la relación humana, un tiempo y un espacio para ser escuchados, vistos y respondidos con cuidado y compromiso», finalizó Segura.
Vía: Patient
