Los déficits neuropsicológicos de los niños con dislexia han sido explicados, principalmente, por la alteración en el componente fonológico del lenguaje.
Junto a esta discapacidad fonológica, otros estudios demuestran una relación entre las dificultades en la lectura/escritura y la activación del lóbulo frontal, considerado el centro del control atencional y de las funciones ejecutivas que actúan como filtro, control y auxilian el procesamiento de la información en determinado campo visual.
La atención se define como la habilidad de selección y focalización de las funciones ejecutivas en algún aspecto del ambiente interno o externo, garantizando que el individuo responda, predominantemente, a los estímulos que son significativos a él.
Las funciones ejecutivas se refieren al conjunto de capacidades que permiten al individuo desarrollar, de forma independiente, autónoma y auto-ordenada, comportamientos orientados a cumplir metas. Dichas funciones se clasifican en cuatro componentes fundamentales: volición, planificación, acción positiva y desempeño efectivo, cada uno compuesto por otros componentes y que abarcan distintas regiones de la corteza pre-frontal del cerebro.
Diversos déficits de atención visual han sido descritos en los niños con dislexia, los cuales incluyen: alteraciones en la atención espacial, posiblemente vinculada a una disfunción en la corteza parietal derecha y a no focalizar la atención como los lectores normales.
En lo referente a las funciones ejecutivas, los menores con dislexia presentan un desempeño inferior en tests neuropsicológicos que estiman distintos componentes, tales como: flexibilidad mental (seguir correcta y ordenadamente series numéricas y alfabéticas), memoria de trabajo, capacidad de inhibición cognitiva (reconocer colores y relacionar correctamente cada color con su palabra), atención selectiva y fluencia verbal y visual.
A pesar de estas evidencias, al comparar niños con dislexia con niños con otros trastornos, los resultados en la literatura se muestran contradictorios. Comparados con grupos que padecen trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), algunos trabajos demuestran que los déficits son similares, como en la velocidad de procesamiento de las informaciones. Otros estudios indican que los déficits en niños con TDAH son más graves, ya que los niños con dislexia únicamente presentan déficits en fluencia fonética. Comparados con niños con déficits en el raciocinio lógico-matemático, los niños con dislexia no presentaron problemas en el funcionamiento ejecutivo.
Estudios recientes han mostrado que los niños con dislexia presentan un desempeño inferior en tareas de atención visual y en distintos componentes del funcionamiento ejecutivo, lo cual concuerda con los datos obtenidos en investigaciones previas. Asimismo, las distinciones más importantes en el desempeño han sido observadas en las funciones: atención sostenida visual (ejercicios dirigidos a movilizar la atención del niño en modalidad visual para la ejecución de tareas sencillas) y en los componentes ejecutivos de flexibilidad mental e inhibición cognitiva, pero no en la planificación mental (reordenamiento de la posición de discos en estacas verticales partiendo de una orden inicial fija hasta obtener posiciones definidas por el experimentador, en orden creciente de dificultad).
Estas alteraciones pueden acompañar al déficit central fonológico del lenguaje y, posiblemente, incluyen disfunción en regiones del lóbulo frontal relacionadas con este procesamiento.
Diversos estudios que estiman la atención, han comprobado que la dislexia puede caracterizarse por una distribución espacial difusa de los recursos de procesamiento y atención visual, posiblemente relacionada con déficit en el mecanismo atencional posterior, en la corteza parietal derecha y/o una disfunción inter-hemisférica y/o un daño en las funciones cerebrales.
Vía: Académica