El autismo es una condición de por vida cuyo curso varía desde la primera infancia hasta la edad adulta. Los practicantes de la terapia ocupacional están altamente calificados para apoyar la participación productiva y significativa en actividades comunitarias que mejoran la calidad de vida de las personas con autismo y sus familias.
Por su experiencia en el análisis de actividades y del entorno, los profesionales de esta terapia son particularmente hábiles en el uso de estrategias basadas en evidencia para abordar las necesidades sensoriales y de autorregulación, las habilidades de adaptación, el desarrollo motor, la salud mental, la participación social y las habilidades para la vida diaria de las personas con trastornos del espectro autista.
Asimismo, los profesionales de la terapia ocupacional trabajan en entornos naturales donde las personas con autismo suelen participar en actividades diarias, como centros de cuidado infantil, escuelas, hogares, lugares de trabajo, guarderías para adultos o entornos residenciales, así como en entornos clínicos como hospitales y clínicas privadas.
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El papel de un profesional de la terapia ocupacional incluye brindar servicios directos, consultar y colaborar con otros (incluidos los miembros de la familia, educadores, empleadores o profesionales de la salud), y abogar por modificaciones y adaptaciones que promuevan la inclusión comunitaria.
Una función clave de los terapeutas ocupacionales es contribuir a la detección temprana del autismo, así como hacer recomendaciones para el uso de servicios que se asocian con resultados positivos. Los médicos apoyan a las familias discutiendo los momentos clave típicos del desarrollo, promoviendo la participación en actividades apropiadas para la edad y brindando recursos comunitarios que fomenten la participación.