A todos nos gusta presumir un bronceado homogéneo durante las vacaciones de verano. Si bien puede hacernos lucir muy bien, permanecer bajo los rayos solares sin protección puede ser extremadamente dañino para salud, especialmente si tu piel es muy blanca y suele quemarse con facilidad.
¿Lo mismo aplica para las personas morenas? Sí. Aunque el bronceado previo bajo el sol, natural o con una lámpara para bronceado, ofrece una protección moderada, la defensa que proporciona no tiene comparación con la que ofrece el uso de un protector solar.
Recuerda que cualquier cambio en el color de la piel causado por el bronceado es un signo de daño producido por la radiación ultravioleta (UV). La exposición reiterada a la radiación, ya sea la del sol o la de una cama solar, aumenta el riesgo de sufrir envejecimiento prematuro y cáncer de piel, según especialistas de Mayo Clinic.
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Recomendaciones
- Utiliza cremas o protectores que impidan la agresión de la radiación. Extiéndelos de forma homogénea y aplica el producto unos minutos antes de salir.
- Aplica la protección cada dos horas. Por muy alto que sea el factor que utilices, el producto se va degradando y pierde eficacia.
- Después de la exposición, permanece un rato a oscuras. Esta técnica ayuda a que la piel descanse y la melanina se «fabrique» mejor, obteniendo un bronceado de mayor calidad.
- Evita que haya gotitas de agua sobre la superficie de tu piel. Estas pequeñas gotas actúan como pequeñas lupas, aumentando la potencia y la agresividad del sol. El resultado será un bronceado disparejo y mayor probabilidad de quemaduras.
Los productos de bronceado sin sol, también llamados autobronceantes, pueden darle a la piel un aspecto bronceado sin exponerla a los rayos ultravioletas (UV) nocivos. Considera que estos productos contienen químicos que afectan de diferente forma a cada persona.
Antes de utilizar alguna de estas opciones, consulta a un dermatólogo.
Vía: 20 minutos.es/ Mayo Clinic