Existe una forma segura de reducir las probabilidades de convertirte en una víctima joven del cáncer colorrectal: seguir las pautas de detección recomendadas. 

La detección del cáncer de colon puede involucrar pruebas basadas en muestras de heces o una sigmoidoscopia o colonoscopia, que son un poco más invasivas.

Las pruebas de detección son especialmente importantes si eres portador(a) de ciertos genes que te predisponen al cáncer colorrectal, por lo que todos deben averiguar si tienen o no antecedentes familiares de la enfermedad.

Según los expertos, casi el 30 por ciento de los diagnósticos de dicho cáncer en personas menores de 50 años están relacionados con antecedentes familiares subyacentes o una mutación genética. Las personas cuyo padre, madre, hermano o hermana hayan tenido cáncer colorrectal deben hablar con su médico sobre la posibilidad de hacerse pruebas de detección a los 40 años o antes.

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Incluso sin esos antecedentes familiares, se deben comenzar las pruebas de detección periódicas a los 45 años. Esta es una recomendación relativamente nueva (la detección del cáncer colorrectal debe comenzar a los 45 años en lugar de a los 50). Desafortunadamente, muchos jóvenes no están aprovechando las tecnologías de detección que salvan vidas.

Por ello, fomentar la concientización entre los pacientes de minorías es crucial.

Asimismo, la detección colorrectal debe ser una prioridad en estas poblaciones, por lo que se debe ampliar el acceso a las pruebas de detección y todo el mundo debe hacerse la prueba.

Lo más importante es no ignorar los síntomas del cáncer colorrectal. Sus principales signos incluyen sangre roja o negra en las heces, pérdida de peso sin intentarlo o un cambio en los hábitos intestinales que dura más de unos pocos días.

 

Fuente: Health Day