Los tratamientos con calor y frío pueden ayudar con el dolor leve a moderado ocasionado por cáncer. No obstante, debes hablar con tu médico antes de probar cualquiera de estos durante los tratamientos de quimioterapia o radiación, así lo recomienda Michigan Medicine, en Estados Unidos.
El calor puede aliviar los músculos adoloridos. Usa una almohadilla térmica, un paquete de gel o una bolsa de agua caliente. O puedes tomar un baño o una ducha caliente. Aplica calor por no más de 10 minutos a la vez. Para evitar quemaduras en tu piel, no apliques nada que esté caliente y te cause incomodidad.
El frío puede aliviar el dolor al adormecer las sensaciones en diferentes áreas. Utiliza un paquete de gel que se mantenga suave incluso cuando esté congelado, o una bolsa de vegetales congelados o cubitos de hielo envueltos en una toalla. Aplica por no más de 10 minutos a la vez, y no dejes la compresa fría durante mucho tiempo como para que te dé escalofríos. Tampoco dejes que el frío te cause más dolor.
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Con base en lo anterior, cuando utilices un tratamiento con calor o frío:
- No apliques calor o frío a la piel que pueda estar enrojecida o sensible a causa de la radioterapia.
- No apliques calor en un área donde la piel esté rota o lesionada, ya que el calor puede aumentar el sangrado.
- No apliques calor o compresas frías directamente sobre la piel desnuda. Coloca una toalla fina o una funda de almohada entre el paquete y tu piel.
- No uses calor o frío en un área donde tengas mala circulación.
- Intenta alternar calor y frío.
- Después de un tratamiento con calor o frío, prueba con un masaje suave para relajarte y aliviar el dolor.