Hoy en día, una forma digital de acoso, conocida como acoso cibernético o «ciberbullying», ha permitido que el comportamiento del acoso se extienda más allá de los espacios físicos. Debido a que la mayoría de los niños, preadolescentes y adolescentes tienen teléfonos inteligentes y acceso a computadoras, pueden acosar o ser acosados a través de estos medios virtuales.
En tiempos de pandemia como los que actualmente vivimos, ser atacado por un acosador cibernético puede aumentar todavía más el riesgo de ansiedad, depresión y baja autoestima de tu hijo, e incluso puede potenciar sentimientos de inutilidad.
Por ello, si tus niños están sufriendo acoso cibernético o «ciberbullying», su comportamiento puede cambiar de las siguientes formas:
- Evita socializar o hablar con amigos.
- Se muestra especialmente callado o retraído en casa, o aislado en su habitación.
- Pierde interés en actividades que anteriormente le daban alegría.
- Es incapaz de concentrarse en el trabajo escolar o la tarea.
- Tiene problemas para dormir.
- Desea faltar a sus clases o evitar actividades relacionadas con la escuela.
- Parece enojado o molesto cada vez que miran su teléfono, computadora o dispositivo móvil.
- Exhibe un comportamiento reservado sobre lo que han visto o hecho en su teléfono, computadora o dispositivo móvil.
- Deja de usar su teléfono abruptamente.
- Usa de drogas o alcohol.
- Dice cosas sobre la vida sin sentido o habla del suicidio.
“Los padres deben estar atentos a señales como estas para poder hablar con sus hijos sobre la situación y tomar medidas para ayudarlos a mejorar las cosas”, dijo el doctor Eric Alcera, director médico de Hackensack Meridian Behavioral Health, en Estados Unidos. “Ser acosado puede ser una de las cosas más difíciles de discutir para los niños con sus padres. El tema por sí solo puede ser embarazoso para ellos o algo que no quieren admitir».
RECUERDA: Los ataques de ciberbullying pueden ocurrir en cualquier momento del día o de la noche, y se realizan mediante un formato que hace difícil el poder defenderse. Cuando se publica algo tóxico en las redes sociales, cientos o miles de niños pueden verlo en un corto período de tiempo, y no hay figuras de autoridad que puedan intervenir cuando alguien se convierte en un objetivo. A veces, el acoso cibernético es anónimo, por lo que es posible que tu hijo ni siquiera sepa quién lo está atacando. Y el anonimato del acoso en línea y la capacidad de infligir daño emocional a cualquier persona, en cualquier lugar y en cualquier momento puede ser difícil, si no imposible, de prevenir; de ahí la importancia de detectar los comportamientos antes citados, a fin de abordar el problema a la brevedad y poder pedirle ayuda a un profesional de la salud mental.