No es un secreto para nadie: no es fácil ser padre. Nadie puede enseñarnos cómo comportarnos al 100% ante un hijo o cómo educarlo correctamente. Pero algo que sí pueden hacer los expertos es recomendar que se eviten ciertos comportamientos, uno de los principales es la denominada paternidad distraída.

Si bien no es un concepto nuevo, sí ha ido en aumento gracias al avance tecnológico. Se refiere básicamente a pasar más tiempo metidos en las pantallas de nuestros dispositivos móviles que en la vida de nuestros hijos.

“Los padres están en el parque mirando sus teléfonos mientras sus hijos juegan sin vigilancia. Los padres en la liga infantil están revisando sus correos electrónicos y se están perdiendo el gran momento de su hijo”, esos son ejemplos de paternidad distraída, expone Perri Klass, destacada pediatra y escritora estadounidense, miembro del Consejo Asesor Nacional del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano, en Estados Unidos.

Los peligros de este comportamiento son varios, pero se enfocan en dos categorías: físicos y psicológicos/afectivos. No prestar la atención suficiente a los hijos puede provocar accidentes que, en el menor de los casos, terminarán con raspones o moretones y, en el peor escenario, terminarán en la sala de urgencias.

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En el otro aspecto, pueden influir en el desarrollo mental y emocional de los pequeños, generándoles futuras sociopatías, como depresión, ansiedad e insensibilidad emocional.

Los niños necesitan atención e interacción, conversaciones, escuchar historias y leer en voz alta, también discusiones sobre lo que ven y hacen, juegos y bromas familiares, y todo aquello que sucede dentro de la vida en familia”, comparte la especialista.

De acuerdo con Perri, “los cerebros de los bebés crecen y se conectan como respuesta a la riqueza de la ‘sopa lingüística’ en la que están inmersos; la Asociación Americana de Pediatría recomienda ‘regazos, no apps’ o ‘más libros, menos aplicaciones’”.

La tecnología puede ayudarnos en muchos aspectos, pero hay que saber cuándo y dónde utilizarla. No prestar la atención debida a los pequeños no solo los afectará a ellos, también provoca un sentimiento de culpa más adelante en la vida de los padres.

“Platica con ellos, lee para ellos, responde sus preguntas, formula algunas y acepta de buena manera cuando te señalen tus errores ocasionales”, aconseja Perri a los padres de familia.

 

Vía: The New York Times