Es importante que tengas en cuenta cómo les hablas a tus niños sobre el COVID-19, sin importar si eres su madre, padre, tutor, cuidador, tía, abuela, etc.
Primero que nada, habla con tus niños sobre el COVID-19 de una manera que no les haga sentir miedo, pero que que les comunique la gravedad de la situación, pues el pánico es desalentador, aconsejó el doctor Eli Lebowitz, director del Programa del Centro de Estudio Infantil para los Trastornos de Ansiedad de la Universidad de Yale (Estados Unidos).
«Número uno, creo que decir las cosas es tan importante como las palabras que usas», indicó el especialista. “Los niños responderán de igual forma a tu lenguaje no verbal. Antes de comenzar a hablar, respira profundamente y cálmate. Debes hablar de una manera objetiva y no entrar en pánico».
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Además, recuerda que los niños pueden estar escuchando incluso cuando no les estás hablando. En otras palabras, no les digas que todo está bien, y después vayas a conversar con un amigo o tu cónyuge sobre noticias preocupantes mientras quizás esté escuchando desde la otra habitación. Ten cuidado con eso.
En general, bríndales información clara que sea apropiada para su edad. «No uses eufemismos. Comienza preguntándole a tu niño qué entiende sobre lo que está sucediendo”, sugirió Lebowitz. “Tus respuestas pueden ayudarlo a comprender los términos que se utilizan. Tal vez haya información engañosa que escuchó o leyó y la puedas corregir».
El experto agregó que también es aconsejable poner en contexto a los niños cuando hablen sobre el virus. “Están familiarizados con la idea de que las personas se enferman. Puedes decirles que esto es muy parecido a tener gripe, y puede ser útil para ellos saber que no muchos niños se enferman por esto”, recomendó. “Además, debes controlar a lo que están expuestos en términos de TV, computadora y celular cuando se trata de noticias. Oriéntalos hacia información más confiable y sé honesto(a) sobre lo que sabes y lo que no. Diles que los adultos están trabajando muy duro en este momento para mantenernos a salvo».
Vía: Yale Medicine