Adicciones, Cáncer, Salud Mental
El consumo del alcohol contribuye en cerca de 4 por ciento del riesgo global de muerte en el mundo –apenas abajo del tabaquismo que alcanza el 4.1 por ciento– por lo que, de acuerdo con el documento “Consumo de alcohol y salud pública”, resulta un serio problema de salud pública a nivel mundial.
Aunque existe un grupo de países en donde este consumo tiene un peso relativamente bajo; no obstante, en otros, el riesgo es de más del doble del promedio mundial, es el caso de México, la mayoría de los países latinoamericanos y los de la ex Unión Soviética.
Las variaciones en la proporción de muertes vinculadas a la ingesta de alcohol, se deben, en parte, a la cantidad absoluta que ingieren las poblaciones y también a los patrones de consumo.
Según estimaciones epidemiológicas, aproximadamente el 32 por ciento del total de las muertes por cirrosis se deben al consumo de bebidas alcohólicas, pero no es la única condición que ocasiona.
El alcohol se ha asociado como un riego de al menos 60 condiciones médicas –ciertos desórdenes psiquiátricos, las neoplasias de la boca, esófago e hígado, entre algunos de los que tienen una proporción muy alta al consumo del alcohol.
Según esta revisión, por ejemplo, el consumo diario de 10 gramos de alcohol aumenta 9 por ciento el riesgo de cáncer de mama, pero cuando se consumen entre 30 y 60 gramos el peligro se incrementa en un 41 por ciento.
Las diferencias del peso relativo del consumo de alcohol en la mortalidad observadas no corresponden de manera lineal con la cantidad de alcohol que se consume en cada país. Es necesario conocer cuántas personas son las que realmente han consumido ese alcohol y bajo qué patrones (tomar poco diariamente, tomar “duro” una o dos veces por semana, ambas) y circunstancias (acompañado de alimentos o sólo) y cuántos presentan y en qué grado dependencia del alcohol.
De estas variables depende la magnitud en que se presenten problemas relacionados.
En el caso de México, se cuenta con la información de la Encuesta Nacional de Salud 2000, en la cual sobresale que el consumo está ampliamente difundido en el país y también resalta la alta frecuencia de los hombres a beber “duro”.
Por ello, aunque México no tiene un consumo de alcohol per capita muy alto comparado con otros países, el peso relativo del consumo de alcohol en la mortalidad se encuentra entre las naciones más altas.
La OMS muestra que en el país se consume alrededor de 4.6 litros per capita al año; los bebedores en realidad consumen 5.6 litros y los hombres tomadores 8.1 litros. Aun así, México está por debajo de varios países europeos; no obstante, con menos muertes atribuibles al consumo de alcohol, probablemente en parte debido a sus patrones de consumo.
La extensa lista de situaciones y propiedades que se otorgan al alcohol varían de una sociedad a otra.
Los estudios antropológicos sobre el consumo del alcohol son abundantes. En el caso de los daños y riesgos, la discusión es cómo pueden ser evitados o controlados, y para ello es fundamental conocer los usos y abusos que las sociedades dan al alcohol.
El alcoholismo y sus consecuencias toman una forma distinta para hombres y mujeres. Esta forma está delimitada, en parte, por cuestiones biológicas, pero de manera especial está dada por cuestiones de tipo social y cultural.
Existen varias medidas médicas que se han dirigido a enfrentar el problema del consumo de alcohol y los desórdenes específicos asociados con éste, como la intervención breve, la progresión a un tratamiento especializado o grupos de ayuda.
Desde el punto de vista farmacológico se han usado distintos fármacos que apoyan la abstinencia; que desencadenan malestar cuando se ingiere alcohol (con poco éxito y, en ocasiones, con reacciones agresivas del paciente) y otros que han mostrado cierta eficacia en disminuir las molestias propias de la abstinencia.
Así, quienes buscan ayuda obtienen mejores resultados aunque hay variaciones respecto al tipo de ayuda; el internamiento no es mejor que el tratamiento externo y no hay evidencia de que la psicoterapia sea mejor que los medicamentos.
En el campo de las estrategias de tipo poblacional se han estudiado los efectos como el aumento en el precio de las bebidas alcohólicas, que ha mostrado ser efectiva para reducir las muertes por cirrosis y por causa directa; el uso de alcoholímetros en los conductores que ha reducido los accidentes fatales; así como las limitaciones para beber en lugares públicos y el entrenamiento a cantineros.
En todo caso, la “medicación” de este tema, podría conducir a pensar que el alcoholismo es sólo problema para algunos y entonces dirigir las miradas y acciones sólo a ellos sin considerar que en realidad es un producto de formas de pensar y de actuar socialmente, mismas que corresponden a todos.
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Vía: www.academica.mx