consumo-cafe-deterioro-mental.2Existen estudios previos que sugieren que el consumo de café podría disminuir el riesgo de discapacidad cognitiva leve. Pero, una nueva investigación sugiere que este efecto protector podría depender de cómo nuestros hábitos de consumo de esta bebida van cambiando a lo largo del tiempo.

Publicado en la revista Journal of Alzheimer’s Disease, el estudio involucró a 1,445 personas de entre 65 y 84 años de edad, que formaron parte del Estudio Longitudinal sobre el Envejecimiento de Italia (ILSA por sus siglas en inglés).

Vincenzo Solfrizzi, coautor del trabajo e investigador de la Universidad de Bari Aldo Moro en Italia, junto con sus colegas, dio seguimiento a los participantes durante un promedio de 3.5 años, monitoreando sus hábitos de consumo de café y la incidencia de deterioro cognitivo leve (DCL).

DCL es la disminución de las capacidades cognitivas, como la memoria y las habilidades de pensamiento. Se estima que entre el 10 y 20% de las personas estadounidenses mayores de 65 años pueden tener DCL, y la condición se considera un factor de riesgo para la enfermedad de Alzheimer (la forma más común de demencia).

Los resultados del estudio revelaron que los participantes cognitivamente normales que aumentaron su consumo de café durante el periodo del estudio a más de una taza diaria, eran dos veces más propensos a desarrollar DCL en comparación con los que redujeron su consumo a menos de una taza al día.

Los participantes cuyo consumo de café se incrementó con el tiempo, también mostraron tener 1.5 veces más probabilidades de desarrollar DCL, comparados con aquellos cuyo consumo de café se mantuvo estable, es decir, ni más ni menos de una taza de café al día.

Sin embargo, los participantes que bebían consistentemente una cantidad moderada de café – definido como una o dos tazas al día – estaban en menor riesgo de DCL en comparación con aquellos que nunca o rara vez consumieron café.

No se encontró un vínculo significativo entre el consumo de café y la incidencia de DCL entre los participantes que bebían consistentemente mayores cantidades de café – definidas como más de dos tazas diarias – en comparación con los participantes que nunca o casi nunca consumieron la bebida.

 

Vía: Medical News Today