A decir de especialistas, el corazón puede compararse con el motor de un auto: ambos son fuentes de alimentación que mantienen los cuerpos en movimiento. El corazón actúa como una bomba que impulsa la sangre hacia los órganos, tejidos y células del organismo. 

La sangre bombeada por el corazón suministra oxígeno y nutrientes a cada célula y recoge el dióxido de carbono y las sustancias de desecho producidas por esas células. Pero si el flujo de sangre al corazón disminuye o se detiene, podría peligrar la vida. Como sucede con el motor de un auto, la forma en que se trate el corazón determinará cuánto tiempo funcionará y de qué manera.

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Existen algunas estrategias que pueden ayudarte a cuidar tu corazón. ¡Toma nota!

  1. No fumes. Las sustancias químicas del tabaco pueden dañar el corazón y los vasos sanguíneos. De hecho, el humo del cigarro reduce el oxígeno en la sangre, lo que aumenta la presión arterial y la frecuencia cardíaca. ¡Abandona este mal hábito!
  2. Actívate físicamente. La actividad física regular y diaria puede reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, gracias a que ayuda a controlar el peso. Asimismo, reduce las probabilidades de que se presenten otras afecciones que pueden suponer una sobrecarga para el corazón, como la hipertensión arterial, el colesterol alto y la diabetes tipo 2.
  3. Mantén una dieta saludable. Una dieta saludable puede ayudar a proteger el corazón, mejorar la presión arterial y el colesterol, así como a reducir el riesgo de tener diabetes tipo 2. Un plan de alimentación saludable para el corazón incluye: frutas y verduras, legumbres, carnes y pescados magros; productos lácteos bajos en grasa o sin grasa, cereales integrales y grasas saludables.
  4. Cuida tu descanso. Las personas que no duermen lo suficiente tienen un mayor riesgo de obesidad, hipertensión arterial, ataque cardíaco, diabetes y depresión. La mayoría de los adultos necesitan por lo menos siete horas de sueño cada noche. Especialistas de Mayo Clinic recomiendan establecer un horario de sueño y cumplirlo.
  5. Controla el estrés. Algunas personas lidian con el estrés de manera poco saludable —como comer en exceso, beber o fumar—. Encontrar formas alternativas de controlar el estrés, como la actividad física, los ejercicios de relajación o la meditación, puede ayudar a mejorar la salud.

Si tienes dudas, visita a un profesional de la salud. Si no sabes cómo comenzar, presta atención a los dos pilares fundamentales: una dieta saludable y actividad física regular.

 

Fuente: Mayo Clinic