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La diabetes y la hipertensión arterial son dos enfermedades crónicas comunes que a menudo coexisten y pueden tener consecuencias graves para la salud si no se controlan adecuadamente. Ambas afecciones están estrechamente relacionadas y comparten factores de riesgo, como la obesidad, la mala alimentación y la falta de actividad física.

Sin embargo, con el manejo adecuado y algunos cambios en el estilo de vida, es posible controlar ambas enfermedades y mejorar la calidad de vida. A continuación, te compartimos algunos consejos prácticos para gestionar la diabetes y la hipertensión de manera efectiva.

1. Mantén un peso saludable

El exceso de peso es un factor de riesgo importante tanto para la diabetes tipo 2 como para la hipertensión. Adopta una dieta equilibrada y nutritiva, rica en frutas, verduras, granos enteros y proteínas magras, y limita el consumo de alimentos procesados y ricos en grasas saturadas y azúcares añadidos. Además, establece un objetivo realista de pérdida de peso si es necesario, y trabaja en alcanzarlo gradualmente a través de la dieta y el ejercicio.

2. Haz ejercicio regularmente

El ejercicio físico regular es fundamental para el control tanto de la diabetes como de la hipertensión. Intenta realizar al menos 150 minutos de actividad aeróbica de intensidad moderada cada semana, como caminar, nadar o andar en bicicleta. Además, incluye ejercicios de fortalecimiento muscular al menos dos veces por semana. Consulta con tu médico antes de comenzar cualquier programa de ejercicio, especialmente si tienes alguna complicación de salud.

3. Controla tus niveles de azúcar en sangre y presión arterial

Monitoriza regularmente tus niveles de glucosa en sangre y tu presión arterial en casa, y lleva un registro de los resultados. Esto te ayudará a identificar patrones y tomar medidas para mantener tus niveles bajo control. Asegúrate de seguir las recomendaciones de tu médico en cuanto a los objetivos de glucosa en sangre y presión arterial, y ajusta tu tratamiento según sea necesario.

4. Toma tus medicamentos según las indicaciones

Si te han recetado medicamentos para controlar la diabetes y/o la hipertensión, tómalos según las indicaciones de tu médico. No dejes de tomarlos sin consultar primero con un profesional de la salud, incluso si te sientes bien. Si experimentas efectos secundarios o tienes dificultades para cumplir con tu régimen de medicación, habla con tu médico para encontrar una solución alternativa.

5. Sigue una dieta baja en sodio y moderada en carbohidratos

Reducir la ingesta de sodio puede ayudar a controlar la presión arterial, mientras que mantener un consumo moderado de carbohidratos puede ayudar a controlar los niveles de azúcar en sangre. Lee las etiquetas de los alimentos y elige opciones bajas en sodio siempre que sea posible. Además, controla tu consumo de carbohidratos refinados y opta por fuentes de carbohidratos complejos como granos enteros, frutas y verduras.

6. Gestiona el estrés

El estrés crónico puede tener un impacto negativo en la diabetes y la hipertensión, aumentando los niveles de azúcar en sangre y presión arterial. Busca formas saludables de gestionar el estrés, como la meditación, la respiración profunda, el yoga o el ejercicio regular. Además, asegúrate de priorizar el descanso y el sueño adecuados, ya que la falta de sueño puede afectar negativamente tanto a la glucosa en sangre como a la presión arterial.

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7. Mantén un seguimiento regular con tu equipo médico

Programa citas regulares con tu médico de cabecera, endocrinólogo y/o cardiólogo para revisar tu salud y ajustar tu plan de tratamiento según sea necesario. Aprovecha estas visitas para hacer preguntas, expresar tus preocupaciones y recibir orientación sobre cómo mejorar tu manejo de la diabetes y la hipertensión.

Adopta un estilo de vida saludable que incluya una dieta equilibrada, ejercicio regular, control de la glucosa en sangre y presión arterial, medicación adecuada, manejo del estrés y seguimiento médico regular. Con el tiempo y el compromiso, puedes aprender a controlar ambas enfermedades y disfrutar de una vida plena y saludable.

 

Fuente: Mayo Clinic