Idealmente, el dolor no debería ser una experiencia cotidiana. Por lo general, puedes relacionar el dolor con una actividad o lesión. Los ejemplos incluyen desafiar tus músculos en el gimnasio o experimentar una caída y lastimarte la pierna.
No obstante, cuando el dolor de piernas se convierte en la regla y no en la excepción, es hora de preocuparse. Debes tener más preocupación si el dolor empeora con cualquier actividad física, como caminar. Esto se debe a que tu cuerpo te está indicando que algo anda mal con el flujo de sangre hacia tus piernas.
Asimismo, debes estar especialmente preocupado(a) si experimentas dolor en las piernas y en el pecho. Esto indica una posible falta de flujo de sangre hacia el corazón, e incluso podría significar que tienes un mayor riesgo de ataque cardíaco.
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Papel de la enfermedad arterial periférica
La enfermedad arterial periférica (EAP) es la afección circulatoria en la que el estrechamiento de los vasos sanguíneos reduce la irrigación sanguínea hacia los pies y las piernas. Esta puede causar los siguientes síntomas:
- Dolor de piernas
- Fatiga
- Calambres en las piernas
Tales síntomas suelen empeorar con la actividad física, como subir escaleras. Al descansar, el dolor generalmente desaparecerá.
La condición también puede ocasionar cambios físicos en tu cuerpo, especialmente en tus piernas. Los signos característicos incluyen:
- Dificultad para sentir pulsos en los pies y la parte inferior de las piernas
- Debilidad muscular o pérdida muscular
- Úlceras que no cicatrizan en los pies o las piernas
- Piel que se siente fría al tacto
- Piel suave y brillante en la parte inferior de las piernas
- Dedos de los pies que están fríos al tacto o pueden sentirse entumecidos
RECUERDA: Los síntomas de la EAP son el resultado de la claudicación o reducción del flujo sanguíneo. La falta de flujo sanguíneo afecta la curación y puede hacer que las piernas se sientan frías al tacto.
Si tienes más dudas sobre el dolor de piernas y el riesgo de desarrollar una condición grave del corazón, consulta a tu médico.
Fuente: Healthline
