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Hoy en día, los médicos utilizan una variedad de pruebas de diagnóstico para detectar coágulos de sangre, según los síntomas y la ubicación probable del coágulo.

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Tales pruebas incluyen las siguientes:

  1. Análisis de sangre del dímero D: mide una sustancia en la sangre que puede detectar si hay actividad de coagulación anormal en algún lugar del torrente sanguíneo.
  2. Análisis de sangre de biomarcadores cardíacos: este es un análisis sanguíneo que puede detectar daños en el músculo cardíaco y se utiliza para diagnosticar un ataque al corazón.
  3. Ultrasonido de compresión: esta es una prueba no invasiva que se puede realizar al lado de la cama y, generalmente, es muy útil para diagnosticar trombosis venosa profunda (TVP).
  4. Exploración V/Q: una exploración de ventilación-perfusión (exploración V/Q) utiliza un tinte radioactivo para examinar el flujo sanguíneo hacia los pulmones y puede detectar si un vaso sanguíneo pulmonar ha sido bloqueado por una embolia pulmonar.
  5. Tomografía computarizada: esta suele ser la primera prueba que se utiliza para diagnosticar un infarto cerebral. También es útil para confirmar una embolia pulmonar.
  6. Exploración por resonancia magnética: las exploraciones por resonancia magnética se pueden utilizar para detectar coágulos en los vasos sanguíneos.
  7. Angiografía o venografía: son técnicas de cateterismo en las que se inyecta un tinte en un vaso sanguíneo donde se sospecha que hay un coágulo. Posteriormente, se toman radiografías para detectar el coágulo.
  8. Ecocardiografía: los ecocardiogramas utilizan ondas sonoras para obtener imágenes del corazón y, generalmente, se utilizan en pacientes que han tenido embolias que afectan una arteria, sobre todo en aquellas que han sufrido un infarto cerebral embólico. Para llegar a una arteria, en casi todos los casos, una embolia tendrá que originarse dentro del corazón o viajar a través del corazón.

 

Fuente: Very Well Health