La hipertensión pulmonar (HP) es un tipo de presión arterial alta que afecta a la arteria pulmonar, el vaso que transporta sangre desoxigenada hacia los pulmones para oxigenarla. Puede provocar dificultad para respirar y una reducción de las actividades habituales, lo que repercute negativamente en el bienestar general de la persona afectada. La hipertensión pulmonar es una enfermedad grave y progresiva con diversas causas.
La HP no tratada puede provocar insuficiencia cardíaca y muerte prematura, por lo que un manejo y tratamiento adecuados son fundamentales para controlar la enfermedad y ralentizar su progresión.
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No existe cura para la hipertensión pulmonar, pero existen tratamientos que ayudan a minimizar las molestias y los síntomas. Los planes de tratamiento para la hipertensión pulmonar son individualizados y se basan en el tipo, la gravedad y la progresión de la enfermedad, así como en otras comorbilidades. Algunas opciones de tratamiento incluyen medicamentos como:
- Vasodilatadores: Los medicamentos conocidos como bloqueadores de los canales de calcio, antagonistas de los receptores de endotelina e inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5 pueden relajar los vasos sanguíneos y disminuir la presión arterial en la arteria pulmonar.
- Digoxina/digitalis: Estos medicamentos pueden ayudar a regular la frecuencia cardíaca.
- Anticoagulantes: Estas medicinas pueden ayudar a prevenir la formación de coágulos sanguíneos, lo cual es especialmente útil para personas con hipertensión arterial pulmonar (HAP) del grupo 4 (se produce cuando hay coágulos sanguíneos o obstrucciones en la arteria pulmonar).
- Inhaladores de prostaciclina: Pueden ayudar a aliviar la dificultad para respirar.
- Oxígeno domiciliario: Se puede utilizar cuando los niveles de saturación de oxígeno son muy bajos.
- Inhibidores de la señalización de la activina: Este tipo de medicamentos, como el sotatercept, pueden ayudar a aumentar la capacidad de ejercicio, mejorar la función pulmonar y reducir el riesgo de empeoramiento de los episodios de HAP.
En casos muy graves, algunas personas pueden ser candidatas a un trasplante de corazón y pulmón. No obstante, ambos son procedimientos quirúrgicos complejos, y es recomendable consultar primero todas las demás opciones con un profesional de la salud.
Fuente: Very Well Health