Las emociones tienen una influencia profunda en nuestra salud cardiovascular. Diversos estudios han demostrado que el estrés crónico, la ansiedad, la depresión y otros estados emocionales negativos pueden aumentar el riesgo de enfermedades del corazón.
Esto se debe a que las emociones afectan tanto el sistema nervioso como el sistema hormonal, lo cual puede alterar el funcionamiento cardiovascular y desencadenar problemas a largo plazo.
Cuando enfrentamos situaciones de estrés o ansiedad, el cuerpo activa su respuesta de «lucha o huida», liberando hormonas como el cortisol y la adrenalina. Estas hormonas elevan la frecuencia cardíaca y la presión arterial, aumentando la carga de trabajo del corazón y endureciendo las arterias con el tiempo.
Si esta respuesta se vuelve crónica, puede contribuir al desarrollo de hipertensión y arteriosclerosis, que son factores de riesgo para infartos y otros problemas cardíacos.
Además, los estados emocionales negativos suelen asociarse con hábitos poco saludables, como una mala alimentación, el consumo excesivo de alcohol, el tabaquismo o la falta de ejercicio físico, que también afectan la salud cardiovascular. Las personas que sufren de estrés o depresión a menudo tienen dificultades para seguir un estilo de vida saludable, lo cual puede agravar aún más los riesgos para el corazón.
Alimentos que promueven la salud cardiovascular
¿Qué ocurre con las emociones positivas?
Por otro lado, las emociones positivas, como la alegría, el optimismo y la calma, se han vinculado con un menor riesgo de problemas cardíacos. Sentimientos de bienestar y felicidad pueden reducir la tensión arterial y mejorar la función de los vasos sanguíneos, promoviendo una circulación adecuada y reduciendo el estrés sobre el sistema cardiovascular.
También es más probable que las personas con emociones positivas adopten conductas saludables, como realizar actividad física y mantener una alimentación equilibrada, lo cual protege el corazón.
Para cuidar la salud cardiovascular, es importante aprender a gestionar las emociones. Técnicas de manejo de estrés, como la meditación, la respiración profunda y el ejercicio físico, pueden ayudar a reducir la tensión emocional.
Asimismo, el apoyo social y la conexión con otras personas contribuyen a mejorar el estado de ánimo y el bienestar general, favoreciendo una salud cardiovascular óptima.
Cultivar emociones positivas y aprender a manejar el estrés no sólo mejora la calidad de vida, también protege al sistema cardiovascular a largo plazo. Si necesitas ayuda, busca la asesoría de un profesional de la salud.
Fuente: Mayo Clinic