Todos los niños deben ser examinados para detectar problemas del corazón que puedan ponerlos en riesgo de sufrir un paro cardíaco o la muerte, así lo aconseja una nueva declaración de la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP).

La evaluación debe realizarse independientemente de que los niños practiquen deportes o no, y es particularmente importante cuando comienzan la escuela secundaria o preparatoria, señala la AAP.

La recomendación es una actualización de las pautas de 2012 y se publicó hoy en la revista Pediatrics.

«En el pasado, cuando los padres llevaban a sus hijos y adolescentes para un examen físico deportivo o previo a la participación en una competencia, tendíamos a centrarnos en los atletas. Actualmente, sabemos que todos los niños y adolescentes se benefician de una simple prueba de detección para ayudar a identificar cualquier problema potencial que requiera un seguimiento con un cardiólogo», indicó el doctor Christopher Erickson, autor principal de la declaración de la AAP.

Cada año, alrededor de 2,000 personas menores de 25 años sufren muerte cardíaca repentina. Muchas de ellas padecen anomalías cardíacas estructurales, pero las causas de hasta el 40% de esas muertes son inexplicables.

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La declaración recomienda que los médicos pregunten si un niño se ha desmayado alguna vez, ha tenido una convulsión inexplicable o ha experimentado dolor en el pecho o dificultad para respirar. También se les pide a los médicos que pregunten si los miembros de la familia tienen antecedentes de enfermedades del corazón o muerte antes de los 50 años.

«Idealmente, esta evaluación debe incorporarse en el examen regular de un niño al menos cada dos o tres años. El pediatra está en una posición ideal para controlar el desarrollo del menor hasta la adolescencia y debe conocer los antecedentes familiares que puedan generar una señal de alerta de posibles problemas relacionados con el corazón», subrayó el doctor Jack Salerno, coautor de la declaración.

La AAP recomienda que los pediatras y otros proveedores de atención primaria evalúen si los antecedentes personales o familiares, así como el examen físico de un niño, sugieren un riesgo de paro cardíaco repentino o muerte.

Si existe alguna inquietud, un electrocardiograma debe ser la primera prueba y debe ser interpretado por un médico capacitado para reconocer enfermedades cardíacas relacionadas con la actividad eléctrica. El médico debe tomar en cuenta el historial clínico de un paciente y considerar la derivación a un especialista, menciona la declaración.

«Ninguna estrategia de detección única detectará todos los problemas cardíacos posibles, por lo que es importante que generemos conciencia y educación no solo en los consultorios pediátricos sino también en la comunidad. Alentamos a los padres y pediatras a estar alerta ante cualquier signo o antecedente familiar», enfatizó Erickson.

 

Fuente: Health Day News