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La artritis reumatoide (AR) puede afectar el sistema circulatorio, que es el responsable de producir y transportar sangre por todo el cuerpo.

Un simple análisis de sangre puede revelar la presencia de anticuerpos llamados péptido cíclico citrulinado (CCP) y factor reumatoide (FR). No todas las personas con estos anticuerpos desarrollan AR, pero son dos de las muchas pistas utilizadas por los médicos para diagnosticar la afección. Los anticuerpos CCP suelen aparecer antes que el FR y son más específicos de la AR.

La artritis reumatoide incrementa el riesgo de anemia. Esto se debe a que la afección en sí misma o los medicamentos para tratarla pueden ocasionar una disminución en la producción de glóbulos rojos. También se puede tener un mayor riesgo de arterias bloqueadas o endurecidas.

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En casos raros, la AR puede provocar inflamación del saco que rodea el corazón (pericarditis), inflamación del músculo cardíaco (miocarditis) o incluso insuficiencia cardíaca congestiva.

La vasculitis reumatoide, o inflamación de los vasos sanguíneos, es otra complicación rara pero grave de la AR.

Los vasos sanguíneos inflamados se debilitan y se expanden o se estrechan, lo que interfiere con el flujo sanguíneo. Esto puede dar lugar a problemas con los nervios periféricos, el corazón y la piel. El diagnóstico temprano es crucial para que la persona afectada comience a recibir tratamiento y reduzca el daño tisular permanente.

 

Fuente: Healthline