La adicción es una enfermedad multifactorial que requiere de un tratamiento integral y especializado para que se logre una remisión total o continuada de la misma, esto significa que a partir de diferentes intervenciones (médica, psicológica, espiritual, grupal, etc.) la persona puede lograr la abstinencia total de la sustancia de consumo y una estabilización en las diferentes áreas de su vida que se vieron afectadas por su adicción.

Debido a la gravedad de la adicción y todos los factores asociados a la enfermedad, es probable que exista  a lo largo de la recuperación una recaída.

De acuerdo al modelo transteórico desarrollado por Prochaska y DiClemente, se muestra que el proceso de cambio no es lineal; es un proceso dinámico de avances y retrocesos, que a través del paso por los diferentes estadios, la persona logra consolidar el mantenimiento de la abstinencia.

Por tanto, podemos definir a la recaída como un estado de crisis o retroceso en los intentos por mantener la abstinencia, siendo esencial que haya existido un periodo de mejoría significativa relacionado al consumo, además que se presentan eventos que llevan a la persona a reiniciar el consumo, comenzando con un pensamiento negativo hasta llegar a un cambio en el comportamiento (consumo de la sustancia), y que a su vez puede provocar colapsos físicos, enfermedades y cambios emocionales bruscos.

Un objetivo del tratamiento es aprender estrategias para afrontar cada situación de la vida diaria evitando el consumo de sustancias. Un término conocido en la recuperación de la adicción es el de “sobriedad” y está basado en tres puntos:

Es importante mencionar, que el cambio de una sustancia por otra, NO es recuperación, por el contrario podría desencadenar una adicción cruzada (nueva adicción). Si crees

que puedes usar con seguridad grandes cantidades de nicotina y de cafeína, fumar marihuana o usar píldoras dietéticas, podrías estar en un alto riesgo de desarrollar una adicción cruzada.

Una persona  puede adquirir comportamientos compulsivos como sustitutos del alcohol u otras drogas. Los comportamientos compulsivos son acciones que producen una intensa excitación o descarga emocional y son seguidos por un dolor a largo plazo e incomodidad, pueden ser internos (pensamientos, sentimientos o imaginación) o externos (trabajo, diversión, hablar, etc.)  y hacen  que  uno se sienta bien  a corto plazo, debilitándonos a largo plazo.

Otro  elemento importante en la prevención de recaídas es la negación, la incomodidad o amenaza al reconocer las señales de alerta, lo que permite que el proceso  de recaída continúe. Si las señales que se presentan a lo largo del camino son muy amenazantes las bloquearemos o las intercambiaremos  por una “realidad más aceptable”, lo que permitirá que el proceso continúe y que acumule fuerza hasta estar fuera de control.

1. Señales internas

Aumento de estrés, cambio emocional, cambio en el pensamiento y comportamiento, alteraciones del sueño, dificultad para recordar eventos, culpa y vergüenza.

2. Regreso de la negación

Preocupación por sí mismo y al mismo tiempo negación de la preocupación. Se convencen a sí mismos de estar bien cuando no lo están.

3. Comportamiento evasivo y defensivo

Creencia de no volver a consumir alcohol o drogas, preocupación por otros en lugar de sí mismos, comportamiento compulsivo e impulsivo. Se muestra a la defensiva y con tendencia al aislamiento.

4. Creación de crisis

Visión de túnel (ver solo una pequeña parte de la vida), depresión, pérdida de la planeación constructiva por el miedo a fracasar.

5. Inmovilización

Soñar despierto y pensamiento fantasioso, sentimientos catastróficos, deseo inmaduro de ser feliz.

6. Confusión

Periodos de confusión, dificultad para pensar con claridad y recordar eventos, irritabilidad y enojo.

1. Estabilización: Tomar el control de las áreas de vida, realizar una planeación de la prevención de recaídas.
2. Auto asesoría: Descubrir qué causó la recaída, identificar factores disparadores.
3. Educación de recaídas: Mantenerse actualizado e informado, familiarizarse con las señales de alerta.
4. La identificación de señales de alerta: Es hacer una lista personal de señales de alerta, identificar los diaparadores de consumo y síntomas que pieden llevar a una recaída.
5. El manejo de las señales de alerta: Realizar y tener planes concretos para prevenir y detener las señales de alerta, aprender como interrumpirlas, es recomendable enlistar varias alternativas posibles.
6. Entrenamiento en el inventario: Aprender cómo hacer consiente las señales de alerta. Este inventario se recomienda hacerlo dos veces al día, mañana y tarde, para hacerlo un hábito.
7. Programa de recuperación: Preguntarnos: ¿Funciona? ¿Lo podemos mejorar? ¿Atiende a todas las necesidades?
8. Participación de otras personas en la recuperación: Buscar una red de apoyo (familiares, amigos, padrino, pareja) para estar en constante retroalimentación y detectar a través de otros señales de alerta.
9. Seguimiento: Identificar crecimientos a lo largo del tiempo, cuestionar el nuevo estilo de vida para seguir adelante.