La fibra es un nutriente esencial para la salud digestiva, pero también desempeña un papel clave en el control de la glucosa en sangre, lo que la convierte en un aliado importante para las personas con diabetes. Su consumo adecuado puede ayudar a mejorar la sensibilidad a la insulina y prevenir picos de azúcar en la sangre.
¿Cómo ayuda la fibra en la diabetes?
1. Regula los niveles de glucosa. La fibra soluble, presente en alimentos como avena, legumbres y frutas, ralentiza la absorción de azúcar en el intestino, evitando subidas bruscas de glucosa después de comer.
2. Mejora la sensibilidad a la insulina. Un consumo adecuado de este nutriente puede ayudar a que las células respondan mejor a la insulina, reduciendo la resistencia que caracteriza a la diabetes tipo 2.
3. Favorece la saciedad y el control del peso. La fibra aporta volumen a los alimentos sin añadir calorías, lo que prolonga la sensación de saciedad y evita el consumo excesivo de alimentos que pueden elevar la glucosa.
4. Regula el tránsito intestinal. La opción insoluble, presente en cereales integrales, frutos secos y verduras, facilita la digestión y previene problemas como el estreñimiento, frecuente en algunas personas con diabetes.
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¿Cuánta fibra consumir y de qué fuentes obtenerla?
Se recomienda un consumo diario de entre 25 y 30 gramos, combinando fuentes solubles e insolubles. Algunas opciones saludables incluyen:
- Fibra soluble: Avena, legumbres, manzanas, zanahorias y semillas de chía.
- Fibra insoluble: Pan integral, arroz integral, frutos secos, espinaca y brócoli.
La fibra es un componente esencial en la alimentación de las personas con diabetes, ya que ayuda a mantener niveles estables de glucosa, mejora la sensibilidad a la insulina y contribuye al control del peso. Incluir alimentos ricos en este nutriente es una estrategia sencilla y efectiva para mejorar la salud metabólica.
Fuente: American Diabetes Association