El ejercicio forma parte de los tres pilares clave en el tratamiento de la diabetes, junto con la dieta y la medicación adecuada. Para realizar ejercicio sin tener que enfrentar riesgos relacionados con la enfermedad, se recomienda planificar un programa de actividad física adaptado a las necesidades de cada paciente, que permita realizar ejercicio 3 o 4 veces por semana, como mínimo.
De acuerdo con especialistas, el ejercicio físico mejora la sensibilidad a la insulina, lo que es beneficioso pues la diabetes tipo 2 se caracteriza, en muchas ocasiones, por una resistencia a esta hormona. Otros beneficios son:
- Aumenta la utilización de glucosa por el músculo.
- Reduce las necesidades diarias de insulina o disminuye las dosis de antidiabéticos orales.
- Controla el peso y evita la obesidad.
- Mantiene la tensión arterial y los niveles de colesterol.
- Evita la ansiedad, la depresión y el estrés.
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Entre los ejercicios más recomendables se incluyen actividades de carácter aeróbico, como caminar, pasear en bicicleta, correr o nadar. Lo ideal es comenzar con actividades de intensidad moderada o baja, pues son las que ofrecen un mejor balance entre los beneficios y los riesgos posibles.
Antes de empezar la actividad, te recomendamos:
- Comprobar tus niveles de glucemia y actuar según lo acordado con tu médico.
- Reducir la dosis o aumentar la ingesta de alimentos ricos en hidratos de carbono.
- Evitar las inyecciones de insulina en zonas que van a ser movilizadas durante el ejercicio.
No olvides llevar contigo alimentos ricos en hidratos de carbono de absorción rápida, en caso de aparición de síntomas de hipoglucemia. Si vas a realizar ejercicio en compañía de alguien, explícale cómo actuar frente a una hipoglucemia grave.
Ante cualquier duda, comunícate con tu médico.