La alimentación, al igual que la actividad física, juega un papel fundamental en el riesgo de aparición de distintos tipos de cáncer; por ejemplo, el colorrectal, cuya posibilidad de desarrollo es significativamente menor en la población con una elevada ingesta de fibra.
Bajo esta premisa y tras diversos estudios, el Instituto de Investigación Biomédica de Los Ángeles, Estados Unidos, constató la importancia de la dieta en las pacientes con cáncer de mama.
Según el estudio, las mujeres que siguen durante la postmenopausia una dieta baja en grasas tienen un menor riesgo de mortalidad por este tipo de tumor.
Dieta equilibrada, contra malestares por quimioterapia
La investigación se llevó a cabo con la participación de 48 mil 835 mujeres sin cáncer de mama, con edades comprendidas entre los 50 y los 79 años, quienes seguían una dieta con niveles de grasas “normales”.
Mientras 29 mil 494 participantes mantuvieron sus patrones dietéticos habituales, 19 mil 541 adoptaron una dieta reducida en grasas y aumentaron el consumo de frutas, vegetales y fibra.
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Después de ochos años de seguimiento, los resultados mostraron una mayor tasa de supervivencia tras el diagnóstico de cáncer de mama en las participantes que siguieron la dieta baja en grasas —82%, específicamente, frente a 78% en el grupo con una dieta lipídica normal—.
Los resultados también mostraron una menor mortalidad por enfermedad cardiovascular en las participantes que adoptaron la dieta saludable con poco contenido lipídico.
Así pues, de acuerdo a las conclusiones del estudio, las dietas bajas en grasas disminuyen el riesgo de mortalidad por cáncer de mama en la postmenopausia. Es importante destacar que este tipo de alimentación debe mantenerse a lo largo de la vida, para marcar así una diferencia trascendental.
“Las mujeres necesitan mantener estas dietas bajas en grasas para no perder los beneficios asociados a esta intervención dietética”, indicó Rowan Chlebowski, director de la investigación.
Vía: ABC Salud