El humo de los incendios forestales puede contribuir a que haya niveles peligrosos de contaminación del aire, provocando dificultad para respirar y un mayor riesgo de infección.

De acuerdo con los expertos, cuando las partículas y sustancias químicas nocivas de este humo ingresan al sistema respiratorio, desencadenan una respuesta inflamatoria a medida que el cuerpo intenta protegerse.

La exposición crónica a este humo puede provocar problemas de salud más graves a largo plazo.

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Para las personas con enfermedades pulmonares existentes como asma, bronquitis o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), respirar el humo de los incendios forestales puede causar dificultad para respirar grave, incrementar la producción de mucosa y aumentar el riesgo de infección, lo que podría requerir antibióticos o incluso hospitalización.

Sumado a ello, el monóxido de carbono, que también se encuentra en el humo de los incendios forestales, podría reducir la capacidad de la sangre para transportar oxígeno, lo que sobrecargaría los órganos vitales que requieren de este gas para funcionar con eficacia.

Finalmente, la exposición prolongada al smog, el humo y otros contaminantes del aire también puede representar un mayor riesgo de sufrir problemas de salud más graves, como cáncer.

 

Fuente: Healthline