Los ratones, las ratas y otros animales salvajes pueden contraer bacterias llamadas leptospira del agua o del suelo y excretarlas por la orina.

Si tu perro entra en contacto con tierra o agua contaminada por el germen (especialmente si tiene una herida abierta), puede desarrollar fácilmente una enfermedad potencialmente mortal llamada leptospirosis.

Todo perro que tiene acceso al aire libre corre el riesgo de contraer leptospirosis, y es alarmante ver estos casos ya que ha existido una vacuna canina eficaz contra la afección durante las últimas dos décadas.

Los humanos también pueden infectarse, aunque se cree que los gatos son resistentes a la leptospirosis.

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En los perros, los síntomas de la enfermedad incluyen letargo, vómitos y pérdida de apetito. Pueden aparecer signos de sed y los ojos de tu perro podrían volverse amarillos con ictericia.

No obstante, los síntomas varían, así que asegúrate de que un veterinario revise a tu perro si tienes alguna preocupación.

En la mayoría de los casos, los antibióticos curan un caso de leptospirosis canina. Sin embargo, la enfermedad puede progresar y dañar los riñones, provocando una insuficiencia renal que quizás requiera diálisis.

La recuperación de un caso grave de la afección todavía deja a los perros con problemas renales a largo plazo.

Por supuesto, la mejor forma de ayudar a tu perro a evitar la leptospirosis es mediante la vacunación. Después de eso, se recomiendan refuerzos anuales, por lo que cumplir con un cronograma es crucial.

 

Fuente: Health Day