Los rayos ultravioleta (UV) son una forma invisible de radiación. A decir de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, pueden penetrar la piel y dañar las células.
Las quemaduras de sol son un signo de daño en la piel. El bronceado tampoco es saludable, pues aparece después que los rayos del sol ya mataron algunas células y dañaron otras.
Es importante entender que los rayos UV pueden causar lesiones en la piel durante cualquier estación del año y a cualquier temperatura. También pueden causar problemas en los ojos, arrugas, manchas en la piel y cáncer de piel.
Para protegerte:
- Mantente alejado del sol cuando sus rayos son más fuertes (entre las 10 a.m. y las 4 p.m.)
- Usa protector solar con un SPF de 15 o más.
- Utiliza ropa protectora.
- Usa anteojos de sol con buena cobertura que te brinden 100% de protección contra los rayos UV.
- Evita las lámparas solares y las camas para broncearse.
Conoce más: Quemaduras por el sol, ¿qué hacer?
Recuerda revisar tu piel con regularidad para detectar cambios en el tamaño, la forma, el color o la textura de sus marcas de nacimiento, lunares y manchas.
Consulta a un médico para el tratamiento de las quemaduras por el sol si:
- La quemadura por el sol es grave, con ampollas y se extiende por una parte importante del cuerpo.
- La quemadura está acompañada de fiebre alta, dolor de cabeza, dolor intenso, deshidratación, desorientación, náuseas o escalofríos.
- Has desarrollado una infección en la piel, según lo indican la hinchazón, el pus o las líneas rojas que salen de la ampolla.
- La quemadura por el sol no responde a cuidados en casa.
Un médico puede recomendar una crema con corticosteroides para los casos graves que afecten a grandes áreas del cuerpo. Toma en cuenta que la mayoría de las veces no es necesario tomar antibióticos, a menos que se produzca una infección.
Sólo un especialista puede indicar el uso de algún medicamento. ¡No te automediques!
Fuente: Mayo Clinic