Las vacunas siempre se han asociado erróneamente con sensaciones negativas, más aún cuando se trata de aplicarlas en niños.
Si bien es cierto que existen niños -y personas en general- a quienes les da mucho miedo el contacto con las agujas, la gran mayoría de los pretextos para no ponerse vacunas son exagerados y mal fundamentados. Teniendo una buena parte de la responsabilidad los padres de familia, apuntan expertos.
Una de las excusas más recurrente de los padres para no aplicar a sus hijos alguna vacuna es el temor a los efectos secundarios que esta pudiera causar. Si bien estos efectos pueden llegar a existir, casi el 100% de ellos son leves y tienden a no presentarse de nuevo.
Cuando un pequeño presenta una reacción secundaria grave a una vacuna, las probabilidades de que vuelva a producirse son muy bajas, apuntaron los investigadores.
De acuerdo con el estudio, que apareció publicado en la revista especializada Pediatrics, las reacciones graves a las vacunas rara vez, o nunca, se volvieron a producir cuando un niño recibió la misma vacuna de nuevo, o una con ingredientes parecidos.
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Estos hallazgos deberían ser “tranquilizadores” para los padres de familia y ser suficientes para mostrarles otra evidencia más de que las vacunas infantiles son seguras, indicó el doctor Paul Offit, director del Centro de Educación sobre las Vacunas del Hospital Pediátrico de Filadelfia, en Estados Unidos.
Cualquier vacuna puede provocar efectos secundarios a cualquier edad, pero estos generalmente son leves, aseguraron los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés).
Dolor en el brazo o una fiebre leve son algunos de los efectos secundarios más habituales de las vacunas, compartieron los CDC. En muy raras ocasiones, los bebés y los niños pequeños pueden sufrir algunos efectos secundarios más preocupantes, como una reacción alérgica grave.
Cuando se producen estos problemas, los padres de familia quieren saber si es probable que se produzcan de nuevo.
Pero los padres pueden permanecer tranquilos, pues en el caso poco probable de que un niño tenga una reacción secundaria grave ante una vacuna, hay muy pocas probabilidades de que se produzca de nuevo, aseguró el doctor Sean O’Leary, especialista en enfermedades infecciosas en el Hospital Pediátrico de Colorado, Estados Unidos.
Vía: Medline Plus