Al igual que otras formas de hepatitis, la hepatitis B es una infección causada por un virus que puede ocasionar daño grave en el hígado. Desafortunadamente, un tercio de las personas que la padecen no muestran ningún síntoma de la enfermedad. (Los médicos dirían que son «asintomáticos»). De hecho, es posible que ni siquiera sepan que la tienen. El peligro de la infección durante el embarazo es que el virus puede ser transmitido fácilmente al bebé durante el parto. Por tal motivo, todas las mujeres embarazadas deben hacerse la prueba de hepatitis B.

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Si descubres que está infectada, debes recibir tratamiento y asegurarte de que tu médico tenga suministros a la mano para vacunar a tu recién nacido en la sala de partos. Todos los recién nacidos cuyas madres son portadoras de hepatitis B deben recibir la vacuna contra la hepatitis y la inmunoglobulina contra la hepatitis B (HBIG) dentro de las 12 horas posteriores al nacimiento, para evitar que ellos también se infecten. Este momento es crucial ya que, de lo contrario, la probabilidad de que adquieran la infección es muy elevada. Como lo advierte la Hepatitis B Foundation, para los bebés no hay una segunda oportunidad.

 

Fuente: Health Day