La galactosa es un azúcar que forma parte de la lactosa que se encuentra en la leche y los productos lácteos. Una prueba de galactosemia es una prueba de sangre u orina que busca las enzimas necesarias para convertir la galactosa en glucosa, un azúcar que tu cuerpo utiliza como energía. Una persona con galactosemia no tiene una de estas enzimas, por lo que se acumulan niveles altos de galactosa en la sangre u orina.
Cuando la galactosa se acumula en la sangre de un bebé, puede causar daño hepático, problemas para comer y discapacidades intelectuales. El daño causado por la galactosemia puede comenzar semanas después de que el bebé haya comenzado a beber leche materna o fórmula. Los bebés con galactosemia necesitan alimentos bajos en galactosa para ganar peso y prevenir daño cerebral, problemas hepáticos, infecciones y cataratas.
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La galactosemia es una enfermedad poco común que se transmite de padres a hijos (condición genética hereditaria). Por lo general, se realiza una prueba de galactosemia para determinar si un recién nacido padece la enfermedad. En una familia con un miembro que tiene galactosemia, se puede realizar una prueba genética en los adultos a fin de determinar si poseen una mayor probabilidad de tener un hijo con la enfermedad.
Si deseas saber más sobre la galactosemia y la prueba para detectar esta afección consulta a tu médico o al pediatra de tu hijo.
Fuente: University of Michigan Health