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Además de su terrible impacto en la salud mental, la depresión posparto también puede traer problemas financieros a largo plazo en las mujeres afectadas, así lo dio a conocer una nueva investigación publicada en la revista American Journal of Preventive Medicine.

«Estos resultados resaltan la importancia de la detección y la expansión del acceso a los servicios de apoyo de salud mental para mujeres embarazadas y en posparto que tienen bajos ingresos», señaló Slawa Rokicki, instructora en la Escuela de Salud Pública de la Universidad Rutgers en New Brunswick, Nueva Jersey, y autora del estudio. 

Para el estudio, los investigadores analizaron datos de más de 4,300 mujeres estadounidenses que tuvieron bebés entre 1998 y 2000 y fueron monitoreadas hasta 2017.

Alrededor del 12% de las mujeres cumplieron los criterios de depresión mayor en el año posterior al parto. Estas mujeres tenían más probabilidades de haber nacido en Estados Unidos, así como de tener ingresos familiares más bajos y de haber recibido asistencia pública durante el año anterior al parto.

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La depresión posparto durante el primer año después del parto estuvo fuertemente asociada con dificultades financieras, como dificultad para cubrir los costos médicos, corte de servicios públicos, incapacidad para pagar facturas e incluso desalojo y falta de vivienda, hasta 15 años después.

La depresión posparto también se asoció con el desempleo durante los primeros tres años posteriores al parto y con la pobreza entre tres y nueve años después del parto, mostraron los hallazgos.

«Esta investigación también posee implicaciones para la rentabilidad de las intervenciones de salud materna. Nuestros resultados implican que los programas diseñados para reducir la prevalencia de la depresión materna deben verse no solo como intervenciones que promueven la salud de la población, sino también como intervenciones que aumentan el bienestar económico», subrayó Mark McGovern, profesor asistente en la Escuela de Salud Pública de Rutgers.

 

Fuente: Health Day News