Un nuevo estudio sobre el autismo sugiere que la mente de los niños con autismo idea y piensa demasiadas cosas cuando parecen no hacer nada, situación que explica por qué los menores con este padecimiento a menudo parecen perderse en sus propios mundos, sin prestar atención a su alrededor.
Y aunque los resultados no vinculan definitivamente una mayor actividad en el cerebro, la investigación ofrece «otra manera de mirar la dinámica del cerebro en el cerebro de las personas con autismo, ya que este tipo de estudios nos pueden informar sobre qué partes del cerebro no pueden estar operando en el nivel que deberían operar», dijo el autor principal del estudio y doctor del Hospital de Toronto para Niños Enfermos, José Pérez Velázquez.
Los investigadores aseguran que el objetivo del estudio fue obtener una mayor comprensión de cómo el cerebro de los pequeños con autismo y en particular los que tienen el síndrome de Asperger son diferentes al de otros niños.
En este trabajo se examinaron los escáneres cerebrales de nueve niños con síndrome de Asperger y diez niños (seis masculinos y cuatro femeninos) de edades similares sin el trastorno, todos en completo reposo.
Los resultados de la investigación revelaron que “los cerebros de los participantes con autismo crean más información en reposo”.
“Dicho de otra manera, los cerebros de los niños con autismo eran más activos cuando no estaban siendo estimulados por el mundo exterior, son auto-estimulados, no prestan atención a las cosas que hacen los demás por que ellos tienen un mundo interior más intenso” explicó Pérez Velázquez.
Pero según Paul Wang, vice presidente y jefe de Investigación Médica en la organización Autism Speaks, es una especulación el vincular los resultados del estudio con la naturaleza introspectiva del autismo. Cuando se trata de cerebros aparentemente más activos en niños con autismo, dijo, “honestamente no sabemos que significa. Podría tratarse de que la gente con Asperger se da mayor cuenta de las cusas sucediendo alrededor en el laboratorio. O que son más sensitivos a los sonidos que se escuchan de lo que afuera sucede o algo parecido”.
Sin embargo, Wang reconoce que el estudio revela una diferencia en el funcionamiento de los niños con y sin autismo, “y necesitamos encontrar por qué sucede esto”.
Por su parte, el doctor Adrew Zimmerman, neurólogo pediátrico en el Centro para el Autismo y Desórdenes del Neurodesarrollo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts, señala que el estudio tiene el potencial para abrir camino hacia un examen de diagnóstico del autismo. “El problema con el autismo es que no tenemos una firma, un marcador fácilmente disponible que nos diga ‘esto es autismo’ o ‘esto no es autismo’ o ‘esto es un grado de autismo’”, dijo Zimmerman. Un examen permitiría a los médicos detectar qué tanto los tratamientos para el autismo están funcionando, agregó.
Vía: Health Library