Según informa la Universidad de Harvard, una herramienta que podría resultar útil para que la gente se preocupe más sobre el valor nutricional de los alimentos que consume sería un sistema de etiquetado de colores. Lo anterior se desprende de un programa que desde el 2010 se ha implementado en la cafetería del Hospital General de Massachusetts (MGH), institución afiliada a Harvard. En este lugar se utiliza un sistema utilizando los colores verde, amarillo o rojo, tal como en un semáforo, para reflejar las propiedades nutricionales de cada alimento.
Investigadores de este hospital aplicaron un monitoreo entre los clientes antes y después de que se implementara el sistema, los resultados parecen indicar que los clientes de la cafetería parecen haber incrementado su atención hacia este tipo de información, según reporta la edición de octubre de la publicación Medicina Preventiva.
“Varios experimentos pequeños sugieren que el sistema de etiquetas de ‘luces de tráfico’ puede ser un método efectivo de promover elecciones más saludables, pero habían habido muy poco estudios sobre la percepción y los hábitos de consumo de clientes reales en respuesta a este tipo de etiquetas”, explicó Lillian Sonnenberg, del Servicio de Nutrición y Alimentos del MGH. “Nuestros resultados sugieren que estas etiquetas son un método efectivo de transmitir la información sobre elecciones saludables y elecciones poco saludables y provocar cambios en los comportamientos de consumo”, dijo.
Muchos restaurantes y otro lugares donde se vende comida colocan en los alimentos etiquetas con las calorías que contienen, además de que se puede obtener información detallada si se solicita. Sin embargo, los investigadores notaron que interpretar esta información requiere de conocimiento y habilidades que la mayoría de la gente no posee.
Por esta razón, el Servicio de Nutrición y Alimentos del hospital puso en marcha este sistema de colores en su cafetería principal: verde para los alimentos más saludables, como son frutas, vegetales y carnes magras; amarillo para los menos saludables; y rojo para los que tienen muy poco o ningún valor nutricional. Las cajas del lugar fueron programadas para registrar cada una de las compras de artículos verdes, amarillos y rojos, iniciando tres meses antes de que se colocaran las etiquetas en ellos. En una segunda etapa de la investigación los alimentos fueron reorganizados, colocando a nivel del ojo las opciones más sanas.
Al contrastar los reportes de antes y después, se encontró que las ventas de la comida etiquetada con verde se incremento, mientras que las rojas registraron un descenso.
La investigación también incluyó una encuesta, los resultados generales indicaron que el interés y preocupación de los clientes sobre la información nutricional de los alimentos que se adquirían se incrementó una vez puesto en marcha el sistema. Si bien estos resultados no pueden dar una información precisa del conocimiento sobre nutrición de los consumidores, sí demuestran que es más probable que la gente “señale que la salud y nutrición son factores importantes en su decisión cuando las etiquetas fueron colocadas, y entre aquellos que notaran las etiquetas es más probable que adquieran alimentos saludables” señaló Sonnenberg.
Vía: Harvard