Quizás hayas oído hablar de suplementos que aumentan la energía o que tienen propiedades «antienvejecimiento». Bueno, pues hasta el momento NO hay evidencia de que funcionen. Algunos de ellos incluyen:

  • DHEA. No hay evidencia de que la deshidroepiandrosterona (DHEA), que se vende como tratamiento antienvejecimiento y para mejorar el rendimiento físico, ofrezca beneficios reales, y sus efectos secundarios siguen siendo una interrogante.
  • Hierro. El hierro solo mejora la energía si tienes una deficiencia clara, lo que un médico puede comprobar con un análisis de sangre. De lo contrario, no necesitas tomarlo, y tomar demasiado hierro puede ser perjudicial.
  • Vitaminas B. Es cierto que las vitaminas B (B1, B2, B6, B12) ayudan al cuerpo a convertir los alimentos en la forma de energía que las células pueden quemar, pero tomar más vitaminas B no «sobrecarga» tus células.

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En cuanto a la alimentación inteligente, un panecillo azucarado de la panadería aporta muchas calorías, pero tu cuerpo tiende a metabolizarlas rápidamente y después puedes terminar con un nivel bajo de azúcar en sangre y, por ende, experimentar fatiga. Mantendrás un nivel de energía más estable comiendo proteínas magras y carbohidratos no refinados. Prueba el yogur con una pizca de nueces, pasas y miel. Tu cuerpo absorberá la mezcla de carbohidratos, fibra y proteínas de forma más gradual. No te saltes ninguna comida. Tu cuerpo requiere una determinada cantidad de calorías para realizar las tareas diarias. Es mejor espaciar las comidas para que tu cuerpo reciba los nutrientes que necesitas a lo largo del día.

 

Fuente: Harvard Medical School