La endoscopia es la prueba más confiable y precisa para detectar afecciones gastrointestinales, especialmente las que se encuentran en el revestimiento interno del estómago y el intestino delgado, así lo indica la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos.

Las técnicas endoscópicas avanzadas permiten una detección más temprana de enfermedades como el cáncer gástrico, lo que significa que este será más fácil de tratar.

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Un endoscopio es un tubo delgado e iluminado con una pequeña cámara en la punta. Tu médico puede ver la parte posterior de la boca y la garganta, el esófago, el estómago y partes del intestino delgado en una pantalla. Durante una endoscopia:

  • Te acuestas sobre tu lado izquierdo.
  • Recibirás anestesia para que estés muy relajado(a) o dormido(a) durante todo el procedimiento.
  • El médico guía el endoscopio por la boca, baja por la garganta y llega al estómago.
  • El endoscopio muestra el revestimiento interno de tu estómago, así como de tu boca, tu faringe (laringe) y tu esófago.
  • Tu médico realiza una biopsia, que consiste en extraer una pequeña parte de tejido que después se envía a un laboratorio para su análisis. Los resultados de la biopsia ayudan al médico a hacer un diagnóstico.

RECUERDA: Si te realizan una endoscopia, es posible que debas someterte a otra después de tu diagnóstico, a fin de establecer el tipo y extensión de la afección gastrointestinal, lo que ayudará a tu médico a decidir qué tratamientos y seguimientos son apropiados para ti.

Si tienes más dudas sobre esta prueba, consulta a tu médico.

 

Fuente: Johns Hopkins Medicine