El vómito ocurre cuando el contenido del estómago de un niño sube por el esófago y sale por la boca. Aunque las náuseas pueden acompañar a los vómitos en adultos y niños mayores, los niños menores de 3 años generalmente no pueden decir si tienen náuseas. La mayoría de las veces, los vómitos no son graves. El tratamiento en el hogar a menudo aliviará las molestias de tu hijo(a).
El vómito en un bebé no debe confundirse con regurgitar. El vómito suele ser contundente y repetido; y la regurgitación puede parecer contundente, pero por lo general ocurre poco después de la alimentación, no requiere esfuerzo y no causa ninguna molestia.
Causas de los vómitos
Un bebé puede regurgitar sin ningún motivo. La sobrealimentación, no hacer eructar a tu bebé después de comer, la intolerancia a la leche o la fórmula y la exposición al humo del tabaco son otras razones por las que tu bebé puede regurgitar.
La mayoría de los vómitos en los bebés y niños pequeños son causados por una enfermedad viral del estómago (gastroenteritis). Un niño con una enfermedad del estómago también puede manifestar otros síntomas, como diarrea, fiebre y calambres estomacales. Con tratamiento en el hogar, los vómitos generalmente se detendrán dentro de las 12 horas siguientes. La diarrea puede durar unos días o más.
El rotavirus es un virus que puede provocar vómitos y diarrea intensos. La vacuna contra el rotavirus ayuda a proteger contra la enfermedad por dicho virus.
Los vómitos también pueden ser causados por una infección en otra parte del cuerpo, como faringitis estreptocócica, neumonía o una infección del tracto urinario. En casos raros, los vómitos pueden ser un síntoma de una afección grave, como un bloqueo del tracto digestivo (estenosis pilórica), una infección (meningitis) del líquido (líquido cefalorraquídeo) y los tejidos (meninges) que rodean el cerebro y la médula espinal, o síndrome de Reye (afección grave y poco común que provoca confusión, inflamación del cerebro y daño en el hígado).
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Cuando un niño pequeño vomita, es importante asegurarse de que no haya ingerido medicamentos, líquidos domésticos u otros venenos. Busca alrededor de la casa en busca de contenedores vacíos y derrames. Puede haber pastillas en el vómito de tu hijo(a), o el vómito puede tener una apariencia, color u olor inusuales.
Un niño que se cae y se golpea con fuerza la cabeza o el vientre puede vomitar debido a una lesión en esas áreas. Revisa el cuerpo de tu pequeño(a) en busca de hematomas y otras lesiones.
Tratamiento
Los bebés y los niños menores de 1 año necesitan atención especial si continúan vomitando; esto porque pueden deshidratarse rápidamente. Por ello, es importante reponer los líquidos perdidos cuando tu hijo(a) está vomitando. Vigila a tu pequeño(a) atentamente y presta mucha atención a la cantidad de líquido que puede beber. Busca los primeros síntomas de deshidratación, que incluyen los siguientes:
- La boca y los ojos pueden estar más secos de lo habitual.
- La orina puede ser menos de la habitual.
- Es posible que el niño se sienta de mal humor, cansado o mareado.
Además, asegúrate de observar el color del vómito y cuenta la cantidad de veces que tu hijo(a) vomita. Si tu niño vomita con tanta frecuencia que no puedes hacer que beba, o si vomita cada vez que bebe, el riesgo de deshidratación es mayor.
Revisa los síntomas de tu hijo(a) para decidir si deben ver a un médico y cuándo deben hacerlo.