Un pequeño orificio en cualquier parte a lo largo de los conductos biliares puede hacer que la bilis se filtre hacia la cavidad abdominal. Una fuga del conducto biliar puede surgir como una complicación de una cirugía, como la extirpación de la vesícula biliar o un trasplante de hígado, o por un traumatismo en el sistema biliar, así lo señala Michigan Medicine, en Estados Unidos.

La bilis es un líquido digestivo producido por el hígado y almacenado en la vesícula biliar, y el cuerpo lo utiliza para descomponer las grasas para que puedan ser absorbidas. El sistema biliar, que incluye a la vesícula biliar y los conductos biliares, produce y transporta bilis al duodeno (la primera parte del intestino delgado) para ayudar en la digestión. Una fuga del conducto biliar puede causar dolor, inflamación e infección en la cavidad abdominal donde se ha filtrado la bilis.

Síntomas

Algunos de los síntomas que indican fugas en los conductos biliares son:

  • Dolor abdominal severo
  • Náusea
  • Vómitos
  • Fiebre
  • Ictericia

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Diagnóstico

Para diagnosticar una fuga del conducto biliar, el médico realiza un examen completo y recopila un historial completo. Por lo general, se solicitan exámenes de sangre para analizar problemas que incluyen niveles elevados de enzimas hepáticas.

Es posible que se solicite un estudio biliar llamado exploración hepatobiliar (HIDA). Una exploración HIDA muestra el flujo de bilis desde el hígado hasta el intestino delgado. Para realizar esta prueba, se inyecta un marcador radiactivo en una vena del brazo y luego una cámara especial toma imágenes del marcador conforme se mueve a través de los conductos biliares.

También se puede diagnosticar una fuga utilizando una aguja para extraer una pequeña cantidad de líquido abdominal. Si el líquido contiene bilis, se confirma una fuga del conducto biliar.

Tratamiento de fugas en el sistema biliar

El tratamiento estándar para una fuga del conducto biliar es una colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE) con la colocación de un stent temporal del conducto biliar (que parece un popote de plástico).

Una colangiopancreatografía retrógrada endoscópica es un procedimiento mínimamente invasivo que combina rayos X y endoscopia superior, un examen del tracto gastrointestinal superior –que consta del esófago, el estómago y el duodeno (la primera parte del intestino delgado)– utilizando un endoscopio, que es un tubo flexible e iluminado, del grosor de un dedo. El médico pasa el tubo a través de la boca hasta el estómago, luego inyecta un medio de contraste en los conductos para observar los conductos biliares, que se pueden ver en las radiografías. Se pueden guiar herramientas especiales a través del endoscopio para insertar un stent y detener la fuga.

Los pacientes suelen irse a casa el mismo día, una vez que desaparece el efecto de la anestesia.

Si crees tener una fuga del conducto biliar, o deseas saber más sobre ella y cómo tratarla, consulta a tu médico.

 

Fuente: Michigan Medicine – University Of Michigan