Gastritis es el término médico para la inflamación del estómago. La gastritis atrófica es una forma crónica de gastritis.
Los médicos suelen encontrar inflamación en la membrana mucosa del revestimiento del estómago de la persona afectada. Esto conduce a varios problemas digestivos.
Durante sus primeras etapas, la gastritis atrófica a veces no ocasiona ningún síntoma, por lo que puede persistir durante años sin que la persona sepa que la tiene.
Cuando una persona padece gastritis atrófica autoinmune, su cuerpo ataca por error las células sanas del estómago, incluida una sustancia llamada factor intrínseco, que es la responsable de ayudar al cuerpo a absorber la vitamina B-12. Cuando una persona no puede absorber suficiente B-12, puede desarrollar anemia perniciosa.
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La anemia perniciosa es una complicación que hace más difícil que una persona produzca glóbulos rojos.
Una infección bacteriana por Helicobacter pylori (H. pylori) suele ser la causa principal de gastritis atrófica. Alrededor de la mitad de las personas con gastritis relacionada con H. pylori desarrollarán gastritis atrófica.
De lo contrario, este tipo de gastritis puede ser una condición hereditaria o genética, que se denomina gastritis atrófica autoinmune. En esta, el sistema inmunitario ataca las células sanas del revestimiento del estómago.
La gastritis atrófica generalmente comienza durante la infancia. Si no recibe tratamiento, la condición empeorará con el tiempo y puede provocar úlceras estomacales.
Existen muchas maneras en las que una persona puede entrar en contacto con la bacteria H. pylori, las cuales incluyen:
- Beber agua contaminada
- Comer alimentos preparados o cultivados en agua contaminada
- Tener contacto directo con saliva, vómito o heces de una persona con H. pylori
Fuente: Medical News Today