Una obstrucción intestinal puede ocurrir en cualquier parte del intestino delgado o grueso, además de que puede ser parcial o completa. La parte del intestino por encima de la obstrucción continúa funcionando, la cual se agranda a medida que se llena de alimentos, líquidos, secreciones digestivas y gases. El revestimiento intestinal se hincha e inflama. Si la afección no se trata, el intestino puede romperse, filtrar su contenido y ocasionar inflamación e infección de la cavidad abdominal (lo que se conoce como peritonitis).
Para diagnosticar una obstrucción intestinal, los médicos pueden realizar lo siguiente:
- Un examen médico del abdomen
- Rayos X
- Tomografía computarizada (TC)
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Específicamente, el médico examina el abdomen en busca de sensibilidad, hinchazón o masas. Cuando se presenta una obstrucción, el abdomen casi siempre se hincha. Los sonidos que normalmente produce un intestino en funcionamiento (sonidos intestinales), que se pueden escuchar a través de un estetoscopio, pueden ser mucho más fuertes y agudos, o pueden estar ausentes. El abdomen no suele tener mucha sensibilidad cuando el médico lo presiona, a menos que la ruptura haya ocasionado peritonitis.
Generalmente, los médicos también realizan estudios de imagen del abdomen, como radiografías o tomografías computarizadas.
Las radiografías pueden mostrar asas de intestino dilatadas que indican la ubicación de la obstrucción. Asimismo, pueden mostrar aire alrededor del intestino o debajo de la capa de músculo que separa el abdomen del tórax (diafragma). Normalmente, no se encuentra aire en dichos lugares y, por lo tanto, es un signo de ruptura o muerte intestinal.
La tomografía computarizada del abdomen suele utilizarse para obtener una mejor imagen de ambos intestinos, así como para identificar la ubicación precisa y la causa de la obstrucción a lo largo de los mismos.
Fuente: Merck Manual